Centralia, el pueblo fantasma donde sobrevive la fe

Iglesia de Centralia

Aun cuando parezca increíble, un pueblo de los Estados Unidos está casi abandonado. Una tragedia los alejó de sus casas. Sin embargo, cincuenta personas conviven en el poblado con un común denominador: su fe en Jesucristo.


Fernando Alexis Jiménez | Director del Instituto Bíblico Ministerial


La fe es lo único que sobrevive cuando todo acaba”. Una frase corta, contundente, que encierra una profunda sabiduría.

Es de Mary Anne Mekosh. Lleva décadas viviendo en Centralia, en el estado de Pensilvania, Estados Unidos. Para muchos, un pueblo fantasma; para otros, un monumento a la resistencia y a las convicciones de que Dios obra milagros cuando todo parece perdido.

El subsuelo de esta pequeña localidad arde hace más de medio siglo. El fuego se inició de forma accidental, en 1962, muy cerca de una mina abandonada. Las llamas se extendieron por los enormes socavones de carbón que circundan el poblado.

Al momento de producirse la emergencia, todos en sus casas oraron a Dios, pidiendo Su divina intervención. Y Él respondió con poder.

TODOS SE FUERON

A raíz de la tragedia que arrasa la naturaleza, los 1.200 habitantes de Centralia se fueron.

No pudieron resistir las condiciones, entre otras, el calor que por momentos resulta sofocante del verano”, advierte Charles Conroy, quien se resiste a marcharse. Siente que aquí están sus antepasados, y debe quedarse.

Alrededor se aprecian vestigios de ruinas de las decenas de casas que fueron demolidas. Lo único que permanece en pie y en buenas condiciones es una capilla católica, en la que se reúnen semanalmente los pocos moradores. Está pintada de blanco con una cúpula de color azul, símbolo de fe y esperanza. La rodean árboles, produciendo un hermoso contraste, sobre todo con la nieve, en tiempos de invierno.

Panorámica de Centralia aintigua, en Pensilvania.

Panorámica de Centralia aintigua, en Pensilvania.

UNA COMUNIDAD APACIBLE

Si algo caracterizó a Centralia fue la convivencia armoniosa de sus habitantes. Eran como una enorme familia.

«Todos se cuidaban los unos a los otros. Si hacías algo mal y a alguien no le gustaba, te decían ‘voy a llamar a tu papá‘», recuerda John Mayernick quien nació y se crio allí.

La desgracia de aquel pueblo comenzó cuando alguien, accidentalmente o sin medir las consecuencias, prendió fuego a un basurero. Desde entonces, las llamas no se han extinguido.

Se estima que, en apagar el incendio, se invirtieron US$7 millones. Finalmente, en 1983, el Congreso de Estados Unidos aprobó un paquete de US$42 millones para reubicar a los residentes. Los especialistas consideran que las secuelas permanecerán por cien años más, sin que revista mayor peligro. Entretanto, en avisos grandes, permanecen los nombres de avenidas como Railway Avenue y Apple Alley. Lo peculiar es que nadie transita por ellas.

John Mayernick, sigue yendo al tempo, indefectiblemente los domingos.

«Esta era nuestra iglesia. Todos en mi familia fueron bautizados aquí, recibieron la comunión aquí e incluso alguno de ellos fueron enterrados aquí «, afirma mientras mira las vidrieras, que imprimen vida a las imágenes que representan. “Seguiré viniendo, mientras esta capilla permanezca en pie, aun cuando podría haber ido a   Berwick, de Monte Carmelo, o de Marion Heights.”, advierte.

Interior del templo de Centralia
Interior del templo de Centralia

FIRMES EN LA FE, POR ENCIMA DE LAS CIRCUNSTANCIAS

Joanne Panko tiene 67 años. Nació en Centralia. Nunca se fue. Junto con ella, cada domingo se reúnen 50 personas.  

Siempre que han venido situaciones difíciles salgo al porche de la casa y miro hacia el tempo. Sé que es una simple estructura, pero me recuerda que hay un Dios que no me abandona y siempre está a mi lado. La fe ha sobrevivido todo este tiempo”, precisa mientras apura una bebida caliente en la pequeña estancia de su vivienda.

Curiosamente, cuando el pueblo estaba vivo, estaban operando otras cinco congregaciones. Progresivamente desaparecieron.

El reverendo, Michael Hutsko, ministra en la pequeña comunidad. Recuerda que llegó un momento en el que pretendieron demoler la construcción, pero los moradores se opusieron. Fue construida en 1911. En su criterio “es un momento a la fe cristiana”.

Para salvar el templo, el arzobispo, Stephen Sulyk, pidió que se perforaran los para ver si también allí había carbón y si el incendio podía llegar a ese lugar. Encontraron roca sólida, se salvó de ser destruida.

Con la ayuda de familias como los Mayernicks, los Pankos y los Mekoshes, la iglesia siguió firme mientras Centralia ardía.

En noviembre de 2015, el jefe de la Iglesia Católica Ucraniana, el arzobispo mayor Sviatoslav Shevchuk, visitó la ciudad durante una gira por Estados Unidos.  

Mary Anne Mekosh
Mary Anne Mekosh, testigo de la historia

«Perdimos la ciudad, pero no perdimos la congregacion. Como ministro, eso me da una gran elevación, un gran sentimiento, tanto espiritual como social «, confies con entusiasmo, Michael Hutsko. Él está a cargo de otra comunidad de fe en Mount Carmel, cinco kilómetros al oeste, confía en que la iglesia sobrevivirá «más de lo que yo estaré vivo».

«Cuando miras hacia atrás, notas que sobrevivió en 1986 para algo más grande. Creo que la historia se está desarrollando ante nuestros ojos. Todavía no se ha escrito el capítulo final», dice.

Evelyn Mushalko, una feligresa de en Centralia, en 1944, recuerda una ciudad con dispensadores de soda y tiendas de golosinas baratas; una ciudad donde los padres trabajaban duro y no hablaban demasiado al respecto.

una ciudad donde podías lanzarte en trineo en invierno y recoger fruta en verano y correr a casa desde el colegio para llegar a ver las series del momento en la nueva televisión en blanco y negro de la familia.

Fue una buena época en la que crecer”, afirma. “Era una ciudad agradable. La gente era amable”, rememora.

La mina estalló
En las carreteras aún arde el incendio. Lleva más de 50 años.

LIBRADOS MILAGROSAMENTE

La Biblia relata una historia acerca de la forma milagrosa como el pueblo israelita fue librado en tiempos del rey Josafat (1420 – 1481 aC.). La historia está descrita en el libro de 2 de Crónicas, capítulo 20.

De acuerdo con el registro bíblico, los Moabitas y Amonitas, un pueblo mucho más fuerte en estructura y capacidad militar, les declaró la guerra. Se acantonaron en el territorio de Hazezon-tamar, que es En-gadi, para dar la batalla.

¿Qué hizo Josafat comolíder? ¿Se rindió ante las circunstancias? Por cierto que no. En las Escrituras leemos que volvieron la mirada a Dios y pidieron su divina intervención (2 Crónicas 20:5-12)

En respuesta a las oraciones de Su pueblo, el Señor respondió con poder:

«Y cuando se levantaron por la mañana, salieron al desierto de Tecoa. Y mientras ellos salían, Josafat, estando en pie, dijo: Oídme, Judá y moradores de Jerusalén. Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas, y seréis prosperados. Y cuando comenzaron a entonar cantos de alabanza, Jehová puso contra los hijos de Amón, de Moab y del monte de Seir, las emboscadas de ellos mismos que venían contra Judá, y se mataron los unos a los otros. Porque los hijos de Amón y Moab se levantaron contra los del monte de Seir para matarlos y destruirlos; y cuando hubieron acabado con los del monte de Seir, cada cual ayudó a la destrucción de su compañero.» (2 Crónicas 20: 20, 22, 23 | NVI)

Cuando oramos a Dios y depositamos nuestra confianza en Él:

  • Dios escucha nuestras oraciones y responde con poder.
  • Dios cambia las circunstancias, por difíciles que parezcan.
  • Dios nos guarda, como hizo con los habitantes de Centralia, cuando oraron a Él.

Es tiempo de cambiar la historia en oración. Vuelva su mirada al Señor. Es el momento oportuno.

No podría concluir sin antes invitarle para que se acoja a la Gracia de Dios. Recuerde que, por Su gracia, Jesús murió en la cruz para perdonar nuestros pecados y asegurarnos la vida eterna. Ábrale hoy las puertas de su corazón a Jesucristo.


Escuche Aquí las transmisiones diarias de Vida Familiar con Fernando Alexis Jiménez.


Entrada a Centralia
En el fondo se puede apreciar el templo, símbolo de la fe en Centralia.