Es esencial es que el ejercicio de liderar esté revestido de influencia y, además, deje sólidos fundamentos para que las personas de nuestro entorno—comenzando por la familia—caminen en el sendero que trazamos.
Fernando Alexis Jiménez | Director del Instituto Bíblico Ministerial
Todos los seres humanos en mayor o menor medida ejercemos algún grado de liderazgo. Lo esencial es que el ejercicio de liderar esté revestido de influencia y, además, deje sólidos fundamentos para que las personas de nuestro entorno—comenzando por la familia—caminen en el sendero que trazamos.
Solo quien es consciente de que lidera eficazmente, puede escribir como el apóstol Pablo:
“Hermanos, sigan todos mi ejemplo, y fíjense en los que se comportan conforme al modelo que les hemos dado.” (Filipenses 3: 17 | NVI)
Si usted mira el perfil de Pablo, comprobará que su influencia a través del liderazgo, inspiró a muchas personas en tres dimensiones de cambio y crecimiento: espiritual, personal y familiar.
Esos son los líderes que necesita nuestra sociedad, en lo cual coincidía el evangelista, Billy Graham, en su libro: “Aviso de tormenta”:
“Ciertamente al mundo le hace falta un liderazgo moral… el liderazgo con la clase de valores fundamentales y el carácter personal que la sociedad, en el pasado, comprendió y respetó. Nos hace falta ese liderazgo moral que enseña el amor hacia nuestros hermanos.”
Antes de proseguir, le animo a evaluarse. ¿Qué grado de liderazgo ejerce sobre su familia y la sociedad? Probablemente es hora de hacer un alto en el camino, evaluarse con sinceridad e imprimir cambios en su vida, con ayuda de Dios.
EL DISTINTIVO DE UN LIDERAZGO EFICAZ
El fundamento de un liderazgo eficaz radica es el amor a Dios y al prójimo. Cuando anida en nuestro corazón, el amor nos permite ejercer una influencia transformadora y duradera.
Nuestro amado Dios y salvador Jesucristo instruyó a sus discípulos y, también a nosotros, cuando dijo:
“Le contestó Jesús: —El que me ama, obedecerá mi palabra, y mi Padre lo amará, y haremos nuestra morada en él.” (Juan 14: 23 | NVI)
Observe cuidadosamente el texto. El pasaje nos enseña tres elementos de los cuales debemos hacer acopio en nuestra vida:
> Quien tiene amor, ama al Señor Jesús.
> Quien ama al Señor Jesús, guarda su palabra.
> Quien ama al Señor Jesús y guarda Su Palabra, tiene a Dios morando en su corazón.
Tres ingredientes que son esenciales para que, al ejercer el liderazgo, podamos trascender, es decir, sea un liderazgo realmente transformacional.
EL LIDERAZGO TRANSFORMACIONAL ES DINÁMICO
Ninguna persona nació con las características de liderazgo que le permite influenciar en los demás. El liderazgo se desarrolla. Tiene varias etapas hasta llegar a los niveles en los que madura y permanece en el tiempo, agregando valor a la vida de las personas con las que interactúa.
Comparto con usted 7 características de un líder con potencialidades para influir en su familia y aquellas personas de su entorno:
> Es un líder que sueña y no se resigna al día a día.
> Es un líder que tiene clara una visión. Si aún no la tiene, le pide a Dios su orientación diaria, en oración.
> Es un líder que cimienta su vida en principios y valores.
> Es un líder que trata a los miembros de su familia y a las personas que le rodean, con dignidad y respeto.
> Es un liderazgo que se fortalece con compromiso y perseverancia.
> Es un liderazgo que se evalúa y aplica ajustes, cuando es necesario.
> Es un liderazgo que mira las dificultades como oportunidades.
Probablemente considere que el punto es muy alto. Pero usted puede lograrlo. Recuerde que no está solo. Es un proceso en el que contará con el acompañamiento de Dios. Basta que dependa de Él en todo momento.
“Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada.” (Juan 15: 5 | NVI)
Recuerde que nuestra sociedad reclama líderes de influencia, que se constituyan en agentes de cambio allí donde se encuentran.
PASOS A SEGUIR
Usted es uno de ellos. Tiene un papel protagónico en la transformación de su entorno.
El primer paso es afianzarse en principios y valores. ¿De qué manera? Hay muchas, pero la más apropiada es acogernos a la gracia de Dios, que perdona nuestros pecados y nos abre las puertas a nuevas oportunidades.
El Señor es quien nos ayuda a desarrollar las potencialidades de transformación en la familia y en el espacio humano en el que nos desenvolvamos.
No podríamos concluir sin antes animarle para que se acoja y apropie de la gracia de Dios. El Señor Jesús murió en la cruz para llevar nuestros pecados, traer perdón a nuestras vidas, ofrecernos una nueva oportunidad y asegurarlos la vida eterna. Reciba hoy a Jesucristo en su corazón.
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