Hay situaciones que no podemos modificar, porque no dependen de nosotros. Sin embargo, Dios nos permite cambiar el curso de las circunstancias.
¿Es posible alabar a Dios en medio de las crisis? Por supuesto que sí. Es posible cuanto entendemos que todo tiene un principio y un fin, que nuestro Padre tiene el control y algo más: que a partir de toda situación difícil aprendemos algo.
Hay circunstancias que no podemos cambiar. Son ajenas a nosotros. Y por mucho que nos esforcemos, terminaremos agotados. Un desgaste innecesario.
El patriarca Job lo comprobó.
“Era un hombre recto, que amaba y honraba a Dios y no hacía ningún mal a nadie.” (Job 1:1 | RVC)
Sin embargo, el adversario espiritual orquestó múltiples ataques en su contra, para probar su fe.
Perdió a su familia y toda la solidez económica de muchos años. En un abrir y cerrar de ojos lo perdió todo.
Pese a ello, no cayó en la desesperación. Comprendió que lo sí depende de nosotros, en lo que podemos incidir, es lo que debe animarnos. Actuó con serenidad, con dominio propio.
Dijo:
«Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré al sepulcro. El Señor me dio, y el Señor me quitó. ¡Bendito sea el nombre del Señor!» (Job 1: 21 | RVC)
Esas palabras denotan una plena confianza en Dios. La certeza de que Aquél que todo lo puede, lo iba a sacar del laberinto.
Y anota la Palabra:
“Y en todo esto Job no pecó ni le atribuyó al Señor ninguna mala intención.” (Job 1:22 | RVC)
Una plena confianza en Dios fue la clave para que Job conservara la calma en medio de la crisis. Igual nosotros. Podemos tener dominio propio en la medida en que confiamos y nos rendimos al Creador en esos momentos difíciles.
Su vida puede cambiar, basta que disponga. Es posible cambiar y crecer por la gracia de Dios.
Jesús pagó por todos nuestros pecados en la cruz; por esa razón, el Padre nos perdona en respuesta a un sincero arrepentimiento.
Sin embargo, Dios no nos obliga. Es una decisión que debemos asumir cada uno. Ábrale hoy las puertas de su corazón a Jesucristo.
Fernando Alexis Jiménez es el realizador del Programa “Vida Familiar”. Sirve a Dios en la Misión Edificando Familias Sólidas y, desde el 2016, dirige el Instituto Bíblico Ministerial.
