¿Quién es Dios para usted?

Es importante preguntarnos quién es Dios para nosotros.

El amor de Dios es ilimitado para todos nosotros. Este amor no solo es un sentimiento, sino una acción continua que nos invita a actuar con bondad, generosidad y servicio. Reflejar Su amor en nuestro interactuar diario.

Al procurar tener una imagen de Dios, podemos acudir a los extremos. Es más, es lo que generalmente hacemos. Lo apreciamos como un Padre castigador, pendiente de nuestros errores, pronto a escarmentar.

O quizá, un Dios tan ocupado con los problemas del mundo, que no tiene tiempo para ocuparse de las nimiedades que le presentamos en oración.

Probablemente conciba al Creador como alguien que sólo presta atención a los buenos y desecha a los pecadores.

En fin, las posibilidades son muchas. Cada persona tiene una idea de Dios. Ahora, de la mano con la imagen que tiene del Padre, la significación que representa para su vida.

DIOS ES AMOR

La definición más hermosa y cercana a nosotros, acerca de quién y cómo es Dios, la leemos en la primera carta universal del apóstol Juan. El evangelista anota que «Dios es amor«-

Lo meemos así:

«El que no ama no ha conocido a Dios; porque Dios es amor» (1 Juan 4:8 | RV 60).

El pasaje revela uno de los aspectos más profundos y fundamentales del carácter de Dios: su naturaleza es amorosa, y su amor no es algo que simplemente «tiene» o «da», sino que es parte intrínseca de su ser.

Si Dios es amor, nos ama y, si nos ama, nos perdona indistintamente de los errores que hayamos cometido porque no desea nuestra perdición eterna.

Fue el propio Juan quien escribió:

«Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.» (Juan 3:16-17 | RVC)

El amor de Dios es mucho más que una emoción o sentimiento humano. Es un amor puro, incondicional, que no depende de nuestras acciones, méritos o fallas. Dios nos ama de manera constante y perfecta, sin esperar nada a cambio, lo que se muestra en la entrega de Jesús a la humanidad.

UN AMOR QUE NO TIENE LÍMITES

Jesús, de cara a su sacrificio en la cruz por nuestros pecados, enseñó sobre el amor de Dios en su máxima expresión, porque:

«Nadie tiene mayor amor que éste, que es el poner su vida por sus amigos.» (Juan 15:13 | RVC).

Jesús expresó el amor ilimitado del Padre al sacrificarse en el Gólgota para limpiar con su sangre bendita, toda nuestra maldad. Nos presentó justos delante del Padre por su muerte redentora.

Ahora, el amor de Dios nos invita a una respuesta. Al reconocer que Dios es amor, somos llamados a vivir ese amor en nuestras relaciones con los demás.

Jesús nos enseñó que el amor a Dios y al prójimo son los dos mandamientos más importantes (Mateo 22:37-40). Si Dios es amor y nosotros somos sus hijos, entonces el amor debe ser también la característica distintiva de nuestra vida.

DIOS NOS TRANSFORMA, POR SU AMOR

El amor de Dios es también transformador. Cuando experimentamos este amor, podemos cambiar la forma de ver al mundo, aprender a perdonar, a ser compasivos, a buscar la justicia y a vivir en paz con los demás.

Este amor no solo es un sentimiento, sino una acción continua que nos invita a actuar con bondad, generosidad y servicio.

En resumen, la enseñanza bíblica de que «Dios es amor» es una convocación a vivir con la misma clase de amor sacrificial y eterno. Este amor nos sostiene, nos transforma y nos llama a reflejarlo en nuestra vida diaria, demostrando a otros el poder del amor divino.

No podría despedirme sin antes preguntarle: ¿Ya se acogió a la gracia de Dios? Por Su infinita gracia—que es la expresión del amor que nos tiene—el Padre perdona nuestros pecados y nos ofrece la oportunidad de comenzar de nuevo. Sin embargo, algo en lo que debemos meditar es en el hecho de que no nos obliga.

Dios respeta nuestras decisiones. Por ese motivo, es usted quien está llamado a dar ese paso de fe. Acójase a la gracia divina. Ábrale las puertas de su corazón a Jesucristo.


© Fernando Alexis Jiménez | @Conexión365

Lea también: