5 peligrosos enemigos que nos roban la paz interior

Dios trae paz a nuestro mundo interior.

Si lo permitimos, las preocupaciones nos llevan a enfermar física y espiritualmente. Nos impiden vivir plenamente. Hoy debemos evaluarnos y cambiar, con ayuda de Dios.

Una de las mayores tentaciones que enfrentamos los cristianos, es dejarnos arrastrar por las preocupaciones. Afanes. Hacer mil cosas a la vez. Estar aquí y allá. Todo al mismo tiempo. Al final del día descubrimos que no hicimos mucho, salvo inquietarnos y permitirnos que las múltiples ocupaciones nos robaran la paz interior.

En 1977 los autores, Pierre Billon y Jacques Revaux, compusieron la letra y la melodía de la canción “Me olvidé de vivir” («J’ai oublié de vivre» en su título original). La interpretó Johnny Hallyday. Luego fue vertida al español por Julio Iglesias.

Sin duda nos ha ocurrido a todos. Es más, quizá sea su caso. ¿Cuánto tiempo dedica para hablar con Dios, con su familia y tiempo para usted mismo? La respuesta le dirá si es necesario hacer un alto en el camino e imprimir ajustes, con ayuda de Dios.

EL SEÑOR JESÚS HABLA SOBRE LOS AFANES

Los afanes de la vida van de la mano con las preocupaciones. Son como películas que nos montamos en la mente y que, consideramos, deben ser materializadas. Es decir, hacer muchas cosas bajo la convicción equivocada de que nos rendirán el tiempo y la vida.

Cuando vamos a la Palabra, nos encontramos con una escena que arroja luces respecto a cuál es la apreciación de nuestro Salvador sobre las preocupaciones:

“Mientras Jesús iba de camino, entró en una aldea, y una mujer llamada Marta, lo hospedó en su casa. Marta tenía una hermana que se llamaba María, la cual se sentó a los pies de Jesús para escuchar lo que él decía. Pero Marta, que estaba ocupada con muchos quehaceres, se acercó a Jesús y le dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje trabajar sola? ¡Dile que me ayude!» Jesús le respondió: «Marta, Marta, estás preocupada y aturdida con muchas cosas. Pero una sola cosa es necesaria. María ha escogido la mejor parte, y nadie se la quitará.»” (Lucas 10:38-42 | RVC)

Lea el pasaje cuidadosamente antes de que le comparta algunos elementos que es importante considerar y asumir en nuestra cotidianidad. Léalo despacio, tomando nota de la escena.

UN PUNTO DE EQUILIBRIO

A todos nos hace falta un poco de la motivación, determinación y hasta cierto punto, el entusiasmo de Martha. Pero no podemos caer en el extremo, porque rayaremos en la frontera de las preocupaciones innecesarias. Es necesario tener equilibrio.

Por ese motivo debemos cuidarnos de varias cosas:

1.- Saturarnos de trabajo.

2.- No definir apropiadamente las prioridades en nuestra vida.

3.- No dejarnos distraer por los afanes de la cotidianidad.

4.- Caer en el activismo.

5.- No tener metas claras en las cuales invertir nuestro tiempo y esfuerzos.

La mejor parte, y lo aprendemos del Señor Jesús, es cumplir las tareas, pero –también–, apartar tiempo para desarrollar intimidad con Dios. Es en esos períodos de quietud con Él que encontramos ayuda para aquello que nos inquieta y nos roba la paz interior.

DESCANSAR EN DIOS

Frente a las preocupaciones que a veces cargamos como un pesado fardo sobre nuestros hombros, el Señor Jesús dijo:

«Vengan a mí todos ustedes, los agotados de tanto trabajar, que yo los haré descansar. Lleven mi yugo sobre ustedes, y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallarán descanso para su alma; porque mi yugo es fácil, y mi carga es liviana.»» (Mateo 11:28-30 | RVC)

Y en el libro del profeta Isaías leemos:

«Tú guardas en completa paz a quien siempre piensa en ti y pone en ti su confianza.» (Isaías 26: 3 | RVC)

Es necesario, entonces, aprender a descansar en Dios. Una forma de hacerlo, es tomando un tiempo para hablar con nuestro amado Padre celestial. Decirle cómo nos sentimos y pedir Su ayuda.

En esta dirección, el apóstol Pablo escribió a los creyentes del primer siglo y a nosotros hoy:

«No se preocupen por nada. Que sus peticiones sean conocidas delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias, y que la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guarde sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.» (Filipenses 4:6-7 | RVC)

Seguir por el mismo sendero de afanes en todo momento, afecta nuestra salud física y espiritual. Sin embargo, hoy es el día oportuno para asumir el consejo bíblico e imprimir ajustes definitivos en nuestro curso de vida. Es esencial que descansemos en el Señor.

¿DÓNDE PASARÁ LA ETERNIDAD?

Algo en lo que sí debería pensar con atención, es respecto al lugar en el que pasará la eternidad. De acuerdo con las Escrituras sólo hay dos opciones: estar por siempre con Dios o en el infierno.

¿Cómo ser libres de la condenación? Acogiéndonos a la gracia divina. Por gracia, Jesús murió en la cruz para limpiar nuestra maldad con Su sangre preciosa. Cargó en el madero con los pecados que nos condenaban irremisiblemente al tormento sin fin.

Sin embargo, Dios no nos obliga a acogernos a Su gracia. Es una decisión que asumimos usted y yo. Al reconocer que hemos pecado y llegar al punto de arrepentimiento, el tercer paso es pedir perdón al Padre. Y Él nos perdona, porque nos ama. Nos ayuda a emprender una nueva existencia.

Hoy es el día para tomar esa decisión. Ábrale las puertas de su corazón a Jesucristo.


© Fernando Alexis Jiménez | @Conexión365

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