En los momentos aciagos y de desespero, cuando todo parece perdido, podemos apreciar y disfrutar las misericordias de Dios, que son nuevas cada mañana. Una historia apasionante, de fe, con lecciones de vida para aprender y crecer.
El 13 de octubre de 1972, el vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya que transportaba al equipo de rugby Old Christians y a sus familiares, se precipitó en la cordillera de los Andes.
Este accidente dio inicio a una historia de supervivencia durante 72 días en condiciones extremas, que culminó con el rescate de 16 sobrevivientes en Nochebuena.
La forma como Dios les guardó, nos hace recordar la Palabra:
“… tú me diste vida y me trataste con bondad; ¡siempre cuidaste de mí!” (Job 10: 12 | TLA)
Roberto Canessa, uno de los sobrevivientes, escribió:
“En la sociedad de la nieve los códigos eran completamente diferentes a los de nuestra sociedad normal. Se apreciaba, por ejemplo, ser todos iguales, pensar en el grupo, ser fraternos, prodigar afectos y abrigar ilusiones… Aprendí para siempre que cuando te sientes perdido en la inmensidad, eso es solo un sentir.” (Citado en el libro “La sociedad de la nieve”)
Fue una historia que impactó al mundo entero. Los hechos trágicos los unieron. Les permitieron descubrir el amor de Dios, allí en esa inmensidad de montañas cubiertas por nieve, pero también, el valor del amor al otro, al prójimo.
Perdidos en los Andes y tras sobrevivir y ser rescatados, pudieron exclamar con el patriarca Job:
“Dios hace cosas tan maravillosas que es muy difícil comprenderlas, y más aún, hablar de ellas.” (Job 9:10 | TLA)
Aún en los momentos más difíciles, vemos el cuidado amoroso de nuestro Padre. No nos desampara, aunque a veces y agobiados por la desesperación, pensamos que estamos solos.
Pero hay algo más. Roberto Canessa dice que de las crisis se aprenden grandes lecciones para vivir y él cita al menos cinco:
1.- Trabajar en equipo.
2.- Persistir y no desistir.
3.- Expresar el amor y el afecto.
4.- Actuar con inteligencia y no dejarse arrastrar fácilmente por las emociones.
5.- No perder las esperanzas.
Le animo a leer cuidadosamente estos principios y aplicarlos en su vida. Son útiles en momentos difíciles. Nos ayudan a dar nuevos pasos cuando la adversidad toca a la puerta.
Pero hay algo que es transversal a todo esto y ocupa el primer lugar: póngase a cuentas con Dios.
Uno de los temores a morir es porque en lo más íntimo de nuestro ser somos conscientes que hemos pecado. El pecado del ayer y de hoy nos atormenta. No nos deja vivir en paz.
Cuando volvemos la mirada a Dios y nos acogemos a su gracia, Él perdona nuestros pecados en respuesta a un sincero arrepentimiento.
Hace siglos nuestro Señor Jesús pagó el precio en la cruz por usted y por mí.
Lo hizo porque nos ama. Por gracia. Porque no quiere nuestra perdición eterna.
Ábrale hoy las puertas de su corazón a Jesucristo.
Fernando Alexis Jiménez sirve a Dios en la Misión Edificando Familias Sólidas. Transmite el Programa Vida Familiar y, desde el 2016, dirige el Instituto Bíblico Ministerial.