7 verdades bíblicas sobre la verdadera prosperidad de Dios

Dios bendice nuestras finanzas

La teología de la prosperidad ha tomado mucha fuerza en Latinoamérica. Una forma de engaño que nos desvía de buscar a Dios.

El avance de la teología de la prosperidad es un gran peligro. Privilegia la consecución de riquezas antes que el crecimiento en Dios. Esas enseñanzas que se proclaman desde los púlpitos, son las mismas que nos pueden llevar al infierno.

Forman parte de las enseñanzas de error que caracterizan los últimos tiempos, como advirtió el apóstol Pablo:

«Pero el Espíritu dice claramente que, en los últimos tiempos, algunos apostatarán de la fe y escucharán a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios…» (1 Timoteo 4: 1, 2 | RVC)

Por supuesto, estas promesas de que si pactan cierta cantidad de dinero con una denominación o predicador en particular le traerá riquezas, resultan atractivas.

¿Quién no quiere ser prosperado financieramente y tener reconocimiento social?

¿A quién le disgusta tener un auto nuevo y no viajar en el sistema masivo de transporte de la ciudad?

A todos. Pero cuidado, es justamente la señal que lo conduce al camino de perdición, si deja de lado la búsqueda de Dios, por buscar crecer en la economía únicamente.

LO QUE ENSEÑA LA BIBLIA  

¿Qué aprendemos en la Palabra? La respuesta se encuentra en una enseñanza del Señor Jesús:

«Por lo tanto, no se preocupen ni se pregunten “¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?” Porque la gente anda tras todo esto, pero su Padre celestial sabe que ustedes tienen necesidad de todas estas cosas. Por lo tanto, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas.» (Mateo 6: 31-33 | RVC)

Aquí el mensaje es claro:

  1. Antes que preocuparnos, debemos depositar nuestra confianza en Dios.
  2. Dios tiene todo bajo control: nuestro presente y nuestro futuro.
  3. Un mundo sin Dios sólo se preocupa por lo material, no lo espiritual.
  4. Dios sabe de qué cosas tenemos necesidad.
  5. Dios desea proveernos conforme a nuestras necesidades.
  6. Nuestra prioridad debe ser la búsqueda del Reino de Dios.
  7. Si Dios es nuestra prioridad, nos proveerá de lo que necesitamos.

Si le han predicado un Evangelio diferente: cuidado. Están detrás no de su crecimiento espiritual, sino de su bolsillo.

Es lamentable, pero real. Muchos predicadores no proclaman a Cristo, sino que les inquieta la economía. Algunos se enriquecen a partir de la ingenuidad de la feligresía. Engañan con un mensaje revestido de palabras religiosas, pero en donde no vemos a Dios por ninguna parte.

DIOS DEBE OCUPAR EL PRIMER LUGAR

En su vida, Dios debe ocupar el primer lugar. Debe ser primer punto de su agenda diaria. Dios y nada más que Dios. Cuando nos rendimos a Él, Él toma cuidado de nosotros y de nuestra familia.

Dios nos transforma, nos ayuda a crecer y acompaña en cada nuevo paso de nuestra vida.

El proceso de transformación comienza cuando reconocemos que hemos fallado. A ese cúmulo de errores se le conoce como pecado.

En respuesta, nuestro Padre celestial lo perdona. Eso es gracia. Es por la gracia que borra su maldad, lo mira como un hombre o una mujer justo y, además, le ayuda a crecer, es decir, a ser santificado. Le da el poder para vencer el pecado.

EL PASADO QUEDÓ BORRADO

¿Y toda su maldad? Fue borrada para siempre. Jesús la limpió al verter su sangre en la cruz. Murió en lugar suyo.

Es algo maravilloso: usted puede cambiar y crecer diariamente. No es en sus fuerzas, porque no somos salvos por obras (Efesios 2:8-10). En se avance, no está solo. Dios lo acompaña, lo ayuda y lo fortalece.

Sin embargo, Dios no nos obliga a acepar Su gracia divina. Es una decisión que debemos asumir usted y yo. Dar ese paso de fe. Hoy es el día para comenzar de nuevo. Ábrale las puertas de su corazón a Jesucristo.


Fernando Alexis Jiménez sirve a Dios en la Misión Edificando Familias Sólidas. Transmite el Programa “Vida Familiar” y, desde el 2016, dirige el Instituto Bíblico Ministerial.