7 recomendaciones eficaces para criar hijos adolescentes

Reflexione en algo: Dios conoce nuestra situación con los hijos adolescentes y está dispuesto a ayudarnos si acudimos a Él. El Espíritu Santo nos equipa para cumplir la tarea, aunque nos parezca ardua.

Reflexione en algo: Dios conoce nuestra situación con los hijos adolescentes y está dispuesto a ayudarnos si acudimos a Él. El Espíritu Santo nos equipa para cumplir la tarea, aunque nos parezca ardua.


 Fernando Alexis Jiménez | Director del Instituto Bíblico Ministerial


Quizá habrá visto a infinidad de padres de familia desesperados porque sus hijos entraron en la etapa de la adolescencia y no saben qué hacer.

Se enfrentan al retraimiento de los muchachos o, quizá, a su rebeldía, actitudes desafiantes y groseras, transformaciones súbitas en sus actitudes y su carácter, rompen los canales de comunicación con los progenitores y, algo complejo, cuestionan nuestras decisiones.

La psicóloga clínica, Trinidad Aparicio Pérez, describe la situación:

«El adolescente intenta que sus padres cambien de actitud hacia él, se está haciendo mayor y necesita más libertad. La mayoría de las discusiones surgen en torno a los nuevos privilegios que él desea adquirir como ampliar el horario de salida, libertad en la elección de la ropa y del peinado, una moto o las llaves del vehículo, entre otras. Con respecto a su carácter se encuentra bastante desorientado por los cambios que está sufriendo. Además de los fisiológicos, también se producen cambios en su forma de pensar y de sentir, experimenta sensaciones nuevas y formas de ver las cosas diferentes. Todo es nuevo y desconcertante para él

Para los padres representa una etapa difícil. Debemos admitirlo. Negarlo, sería hipocresía.

Una madre que nos escribió desde Guatemala, decía: “Literalmente siento rabia, frustración y hasta resentimiento con mi hija.”

Es natural, entonces que experimentemos alguna de las siguientes situaciones:

> Que la carga de tener hijos adolescentes es muy pesada.

> Que no seremos capaces de criarlos.

> Que educar adolescentes es muy difícil.

> Que somos los únicos que vivimos esa situación.

Reflexione en algo: Dios conoce nuestra situación y está dispuesto a ayudarnos si acudimos a Él. El Espíritu Santo nos equipa para cumplir la tarea, aunque nos parezca ardua.

ASUMIR EL DESAFÍO CON AMOR

Los hijos constituyen una bendición de Dios. Lo enseñan las Escrituras (Salmo 127) Al tomar conciencia del valor que tienen para nuestra vida, debemos evaluar cada situación desde la perspectiva del amor de progenitores.

“Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él.” (1 Juan 4: 16 | RV 60)

Tenga en cuenta que la adolescencia no es para siempre, sino solamente una etapa en la vida de nuestros hijos.

La autora cristiana, Rocío Corson, lo explica en términos sencillos:

“La adolescencia de nuestros hijos va a pasar más rápido de lo que imaginamos. Cuando menos lo pensamos, la adolescencia se habrá acabado. No perdamos el tiempo pensando que es el peor momento que hayamos vivido hasta ahora. Descansemos y esforcémonos para que esta etapa valga la pena.”

¿Qué habrían hecho José y María, quienes asumieron la tutoría terrenal del Señor Jesús?

Tenga en cuenta lo siguiente:

> Jesús fue adolescente y vivió ese proceso (Lucas 2: 41-48)

> Lo más probable es que sin dejar la santidad, el Señor Jesús haya experimentado las mismas características de todo adolescente.

Con base en lo anterior, piense:

> Si Jesucristo vivió terrenalmente la adolescencia, Él comprende a los adolescentes.

> El Señor Jesucristo puede guiarnos en nuestro papel de padres en esa etapa que viven nuestros hijos.

> Antes que desgastarnos riñendo con los adolescentes, debemos llevar la situación a Dios en oración.

Rocío Corson, autora cristiana de reconocimiento, anota:

“No estamos solos. Dios nos rodea y nos cubre. Podemos atravesar la adolescencia de nuestros hijos con la certeza de que todo va a estar bien porque el Señor está en medio de nuestra familia.

No debemos luchar en nuestras fuerzas, sino acudir al Padre, quien realmente conoce a nuestros hijos y nos abre puertas para resolver los conflictos.

7 RECOMENDACIONES PARA EDUCAR ADOLESCENTES

Tenemos claro hasta aquí que la etapa de la adolescencia es maravillosa para nuestros hijos, para otros muy complicada, pero para los progenitores, no debe constituir un Calvario. Si esa es nuestra perspectiva, debemos modificarla.

En esa dirección, compartimos 5 consejos prácticos y eficaces para vivir con nuestros hijos, la adolescencia:

1.- Recordar siempre que somos responsables por la crianza de los adolescentes. No somos dueños de ellos, sino administradores.

2.- Dedicarles tiempo: escucharlos, compartir expectativas, empatizar con ellos en los aspectos que nos resultan comunes.

3.- Interesarnos en qué hacen nuestros hijos en la institución educativa y con sus amigos.

4.- Conocer las amistades de los hijos frecuentan.

5.- No critique, menosprecie o ridiculice a sus hijos adolescentes. Usted también atravesó por esa etapa. Sea cuidadoso al formular comentarios.

6.- Pídale a Dios sabiduría para disciplinar a sus hijos adolescentes con amor, sin dejar de lado el grado apropiado de tolerancia y comprensión hacia ellos.

7.- Ábrale las puertas al Señor Jesucristo para que gobierne su hogar y le oriente en la formación de sus hijos adolescentes.

A ser padres se aprende en el día a día, tomados de la mano del Señor Jesucristo. Nadie nació aprendido y, por supuesto, no es algo que asimilamos durante nuestra formación académica:

DIOS EN NUESTRA FAMILIA

Recuerde que el Señor Jesucristo edifica a nuestra familia, de ahí que tomemos nota de sus enseñanzas y las llevemos a la práctica:

“Semejante es al hombre que al edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el río dio con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo mover, porque estaba fundada sobre la roca. 49 Mas el que oyó y no hizo, semejante es al hombre que edificó su casa sobre tierra, sin fundamento; contra la cual el río dio con ímpetu, y luego cayó, y fue grande la ruina de aquella casa.” (Lucas 6: 48, 49 | RV 60)

Recuerde que, si profesamos ser cristianos, es a Cristo a quien debemos abrirle las puertas de nuestro hogar. Que Él sea quien tome el control.

A propósito de Jesucristo: ¿Ya lo recibió en su corazón como Señor y Salvador? Tenga presente que, por la gracia de Dios, Jesús murió en la cruz por nuestros pecados, trajo perdón y una nueva oportunidad a nuestras vidas y nos asegura la vida eterna. Pero usted debe apropiarse de la gracia por fe.


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