La familia es muy valiosa para nuestro amado Padre celestial. Usted debe comprometerse cada día a fortalecer la relación con todos en el hogar. No estará solo en el proceso, Dios le ayudará.
Fernando Alexis Jiménez | Director del Instituto Bíblico Ministerial
No hay persona en cuyo corazón no esté el anhelo de fortalecer las relaciones familiares. Bien sea porque desea vivir en paz o, porque sencillamente, considera que estar en paz con el cónyuge o los hijos, es lo más apropiado.
En esa dirección, es fundamental que evaluemos nuestro corazón. ¿Hay rencor o, quizá, superamos la situación y nos llevamos bien con todos en el hogar?
El perdón es esencial. En este aspecto insiste el autor y especialista en temas de familia, Edwin Louis Cole:
“El perdón es por gracia, siempre. No se puede ganar. Si se pudiera ganar por nuestros méritos el perdón de los pecados, ¿cuánto deberíamos pagarle a Dios por el sacrificio de Su Hijo Jesús en el Gólgota? Su perdón es imposible de comprar. Hay quienes piensan equivocadamente que su consagración, devoción y sus buenas obras permitirán ganarse un lugar en el reino de Dios. Quizá puedan encontrar un lugar en el reino religioso del género humano, pero no del reino de Dios.”
El fortalecimiento de las relaciones familiares parte del perdón y de estar a cuentas con los componentes del hogar.
Nuestro amado Dios y Salvador Jesucristo lo dejó claro cuando enseñó:
«Porque, si perdonan a otros sus ofensas, también los perdonará a ustedes su Padre celestial. Pero, si no perdonan a otros sus ofensas, tampoco su Padre les perdonará a ustedes las suyas.» (Mateo 6: 14, 15 | NVI)
Perdonar es un paso ineludible en el fortalecimiento de las relaciones familiares. Sienta las bases para que se afiance el amor, la comunicación, el diálogo acertado y la construcción de metas comunes que nos llevan lejos, hacia una visión compartida y que beneficie a todos.
¿CÓMO PODEMOS DESARROLLAR RELACIONES FAMILIARES SÓLIDAS?
Ser partícipe de una familia no es nada fácil. Diariamente nos enfrentamos a desafíos, de los cuales uno de lo más relevantes consiste en ponerse de acuerdo, por encima de las diferencias de opinión que surgen al paso. Si no lo hacemos apropiadamente, perderemos la paz interior.
El amor es el común denominador que nos afianza en la relación con el cónyuge y con los hijos (Juan 13: 34)
El autor y conferencista, Lucas Leys, anota lo siguiente:
“Muchos cristianos tienen una idea equivocada alrededor del poder de Dios. Algunos creen que tiene relación con temblar en el tempo o experimentar un gozo indescriptible durante el culto. El poder de Dios es mucho más que eso: es la capacidad de vencer el mal con el bien.”
El poder transformador, que ejerce una influencia positiva en la familia, proviene de Dios quien anunció:
“Pero, cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra.” (Hechos 1: 8| NVI)
Perdonar a la familia, tender puentes para unas relaciones sólidas y experimentar plenitud en el interactuar diario con el cónyuge y con los hijos, es posible cuando el Señor mora en nuestro corazón. El Espíritu Santo es Cristo en su vida y en la mía.
Si el Espíritu de Dios obra en nosotros, podremos:
> Sumarnos al propósito eterno del Padre.
> Experimentar la pasión de Cristo en nuestro ser, pasión que nos permite cambiar y crecer.
> Perseverar en el proceso de transformación de tal manera que se vuelva permanente.
Recuerde que afianzar las relaciones con la familia, no es en sus fuerzas, es con el poder de Dios. De ahí que no hay excusas.
CREADOS PARA BUENAS OBRAS
Si bien es cierto no somos salvos por obras, sino por la gracia de Dios, es evidente que fuimos creados por Dios para hacer lo bueno, como enseña el apóstol Pablo:
“Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica.” (Efesios 2: 10 | NVI)
Esas buenas obras también están asociadas con lo positivo y transformador que hacemos con todos los integrantes de nuestra familia. Recuerde que el eje central, es el amor (1 Juan 4: 8)
Insistimos en una apreciación del autor y conferencista, Lucas Leys:
“La Biblia deja clara la naturaleza de Dios: es el amor. Nosotros debemos amar. Él ha tenido un amor tan grande llevó a Cristo a morir en la cruz. Definitivamente, somos especiales. ¡Nada menos que el Creador y dueño del universo, se interesa por nosotros! De ahí que al ser conscientes de que somos importantes y especiales para Dios, actuamos diferente y nos liberamos de las apariencias. Y ese actuar distinto, comienza con el entorno familiar.”
La familia, en ese orden de ideas, también es muy valiosa para nuestro amado Padre celestial. Y usted debe comprometerse cada día a fortalecer la relación con todos en el hogar.
NUEVE PRINCIPIOS CLAVES
Cuando atesoramos la Palabra de Dios en nuestro corazón y la vivenciamos el resultado es sorprendente. Compartimos con usted 9 principios eficaces:
1.- Dar y recibir amor entre los miembros de la familia | 1 Juan 3:11
2.- Desarrollar afecto sincero | Romanos 12: 10
3.- No juzgar | Romanos 14: 13
4.- Aceptarnos unos a otros | Romanos 15: 7
5.- Sobrellevar las cargas de otros | Gálatas 6: 2
6.- Confortarnos como familia | 1 Tesalonicenses 4: 18
7.- Exhortarnos amorosamente | Santiago 5: 9
8.- Orar por la familia | Santiago 5: 16
9.- No hablar mal de las otras personas | Santiago 4: 11
Le animamos a consultar las diferentes citas en las Escrituras y, de ser posible, anotarlas y repasarlas con frecuencia. Imprimirán un cambio sorprendente en su forma de pensar y de actuar.
No podríamos terminar sin antes invitarle para que se apropie de la gracia de Dios. Es por gracia que recibimos perdón de pecados y una nueva oportunidad de vida. Reciba a Jesucristo en su corazón.
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