5 pasos para acercarnos más a Dios

Dentro del corazón de cada ser humano hay un que solo el Señor puede llenar. Ahora, cuando desarrollamos intimidad con Él, descubrimos que nos ama, es compasivo y no nos desampara bajo ninguna circunstancia.

Dentro del corazón de cada ser humano hay un que solo el Señor puede llenar.  Ahora, cuando desarrollamos intimidad con Él, descubrimos que nos ama, es compasivo y no nos desampara bajo ninguna circunstancia.


Fernando Alexis Jiménez | Editor de la Revista Vida Familiar | @VidaFamiliarCo


Una sencilla encuesta a las personas que nos rodean, acerca de si el encuestado conoce a Dios, nos sorprendería. La mayoría diría que sí. ¿Por qué motivo? Porque cada quien, a su manera, cree que sabe acerca de Él y hay quienes aseguran que mantienen una relación estrecha con Su Creador.

El autor cristiano, Charles F. Stanley, escribió:

“Muchas personas están satisfechas solamente con conocer algunas cosas acerca de Dios, pero no quieren conocerlo a profundidad. Él nos creó con un propósito, y es para tener intimidad con Él.”

Dentro del corazón de cada ser humano hay un que solo el Señor puede llenar.  Ahora, cuando desarrollamos intimidad con Él, descubrimos que nos ama, es compasivo y no nos desampara bajo ninguna circunstancia.

De hecho, el profeta Moisés escribió:

Porque el Señor su Dios es un Dios compasivo que no los abandonará ni los destruirá; tampoco se olvidará del pacto que mediante juramento hizo con sus antepasados.” (Deuteronomio 4: 31 | NVI)

En unas breves líneas deja claro quién es nuestro Hacedor y plantea que siempre estamos en Sus pensamientos. En pocas palabras, nos lleva en Su corazón.

Compartimos unos pasos sencillos para desarrollar intimidad con Dios:

1.- La oración (Lucas 11: 1-5) En nuestro hablar diario con el Padre, debemos perseverar (Lucas 18: 1) en la certeza de que nos escuchará y atenderá:

Acérquense a Dios y él se acercará a ustedes. ¡Pecadores, límpiense las manos! ¡Ustedes, los indecisos, purifiquen su corazón!” (Santiago 4: 8 | NVI)

2.- Hablar con Dios como con un amigo. Si bien es cierto, es nuestro Padre, es también nuestro amigo a quien, por la obra redentora de Jesús en la cruz, podemos acercarnos sin temor.

3.- Pase tiempo en Su Presencia. Esos períodos a solas con Él, constituyen espacios en los que se revela a nuestra vida. Nos permite escuchar Su voz:

“En cuanto Moisés entraba en ella, la columna de nube descendía y se detenía en la entrada, mientras el Señor hablaba con Moisés. Cuando los israelitas veían que la columna de nube se detenía a la entrada de la Tienda de reunión, todos ellos se postraban a la entrada de su tienda de campaña y adoraban. Y hablaba el Señor con Moisés cara a cara, como quien habla con un amigo. Después de eso, Moisés regresaba al campamento; pero Josué, hijo de Nun, su joven asistente, nunca se apartaba de la Tienda de reunión.” (Éxodo 33: 9-11 | NVI)

Dios no espera que sepamos a cerca de Él, sino que vamos más allá y lo conozcamos. Y si bien es cierto nos disciplina amorosamente cuando cedemos a la tentación, jamás nos abandona ni se aparta de nosotros.

Charles Stanley describe así la situación:

“Cuanto más cerca estemos de Dios, más confiaremos en Él. Cuando más nos acerquemos al Señor, más conoceremos acerca de Su amor y propósitos para nuestra existencia. Cuanta más intimidad tengamos con Dios, más entenderemos Sus caminos y crecerá el anhelo de conocerlo más.”

Dios nos ama y acepta y valora nuestra disposición de ser instrumentos en Sus manos.

4.- Desarrollar plena confianza en Dios (Salmo 18: 2, 3) Es posible cuando atravesamos dificultades y pruebas y nos prendemos de Su mano poderosa. Así ocurrió con los grandes hombres y mujeres que describen las Escrituras. Igual nosotros, aprendemos a caminar con Él.

5.- Glorifique a Dios con todo su ser (Lucas 1: 45-48). Que nuestros pensamientos y acciones lo tengan a Él en el centro de todo. De la mano con esta decisión, está la de someternos a Su voluntad:

“A ti, Señor, elevo mi alma; mi Dios, en ti confío; no permitas que sea yo humillado, no dejes que mis enemigos se burlen de mí.  Quien en ti pone su esperanza jamás será avergonzado; pero quedarán en vergüenza los que traicionan sin razón.  Señor, hazme conocer tus caminos; y enséñame tus sendas.  Encamíname en tu verdad.  Y enséñame, porque tú eres mi Dios y mi salvación.   ¡En ti pongo mi esperanza todo el día!” (Salmo 25: 1-5 | NVI)

Haga un alto en el camino. Piense por un instante que el curso de su vida puede cambiar. Es posible cuando nos apropiamos de la gracia de Dios. Esa gracia que materializó nuestro Salvador en la cruz, al morir por nuestros pecados, traer perdón y asegurarnos la vida eterna.

Hoy es el día oportuno para abrirle las puertas del corazón a Jesucristo y emprender una nueva vida.


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