La gracia de Dios perdona nuestros pecados

Podemos experimentar cambios. Dios nos acompaña en el proceso. Es  la manifestación de Su Gracia. Miremos lo que enseña la Palabra

La gracia de Dios trasciende nuestra comprensión humana. Nos permite emprender una nueva vida, a partir del perdón de nuestros pecados. Hoy es el día para apropiarnos de esa gracia.


Fernando Alexis Jiménez | Director del Instituto Bíblico Ministerial


Infinidad de personas enfrentan fracasos recurrentes en su vida. Por mucho que se esfuercen, siempre concluyen en rotundas derrotas, en las dimensiones personal, espiritual y familiar. Esa situación de derrota, que les acompaña como una sombra gigantesca, les lleva a pensar que no hay remedio.

Salir de esa condición es posible. Un paso esencial, es hacer un alto en el camino para realizar una auto evaluación. Probablemente descubrirá equívocos que le llevan a girar alrededor de la desesperanza. Es más, en su análisis quizá encuentre que uno de sus factores prevalecientes es el pecado, que le mantiene distanciado de Dios.

El director y fundador de la Cruzada Estudiantil y Profesional para Cristo, Bill Bright, escribió:

“La Biblia declara que Dios es santo y el hombre pecador. El pecado es mucho más que mentir, robar o vivir de forma depravada. El pecado es una condición del ser humano. Pecar es darle la espalda a Dios y vivir conforme a nuestro propio camino. El pecado crea un enorme abismo entre Dios y nosotros que los más elevados y nobles esfuerzos no pueden superar. El pecado nos impide tener una relación personal con Dios.”

Lo esencial en nuestras vidas es identificar en qué estamos fallando y, con ayuda de Dios, imprimir ajustes y cambios en nuestra vida. No estamos solos en el proceso. El Padre celestial lo hace. Va de nuestra mano. No por nuestros merecimientos, sino por Su infinita gracia, aspecto que le invitamos a analizar a la luz de las Escrituras.

UNA VIDA DE PECADO NOS SEPARA DE DIOS

> Sobre esa base, es importante tener en cuenta lo que dice la Palabra:

> Un pecador sin arrepentimiento no puede estar delante de un Dios santo (Salmo 99: 9)

> El pecado nos separa de Dios (Romanos 3: 23)

> La paga del pecado es la muerte (Romanos 6: 23)

> Dios tiene comunión con los que le temen (Salmos 25: 14)

> La muerte del Señor Jesús en la cruz es una manifestación del amor que Dios nos tiene (Romanos 5: 8; Juan 3: 16)

LA GRACIA DE DIOS BORRA NUESTROS PECADOS

El amor infinito de Dios permite que nuestros pecados reciba perdón, no porque lo merezcamos:

> Por la gracia de Dios nuestro Señor Jesús murió en la cruz para traernos perdón de pecados (Hebreos 10: 5-7)

> Por la gracia de Dios nuestro Señor Jesús vertió su sangre en la cruz para limpiarnos de todo pecado (Isaías 38: 17; Efesios 1: 7, 8)

> Somos salvos por fe (Efesios 2; 8, 9)

> No somos salvos por las obras (Efesios 2: 8, 9)

> Por la gracia de Dios absolutamente todos nuestros pecados reciben perdón (Isaías 1: 18; 43: 25)

> Ningún pecado es tan grande que Dios no pueda perdonarlo.

> Cuando Dios nos perdona, borra nuestro pasado de maldad.

Por la gracia de Dios, cuando somos redimidos, recibimos justificación delante del Padre (Romanos 3: 24)

> Al apartar sus ojos de nuestros pecados, Dios nos ofrece una nueva oportunidad de vida (Salmo 103: 12; Miqueas 7: 18, 19)

POR LA GRACIA DE DIOS EMPRENDEMOS UNA NUEVA VIDA

Podemos experimentar cambios. Dios nos acompaña en el proceso. Es  la manifestación de Su Gracia. Miremos lo que enseña la Palabra:

> Por la gracia de Dios hemos sido rescatados de la condenación que merecían nuestros pecados (Romanos 8: 1, 2; Juan 8: 36)

> Nuestro cuerpo de pecado murió por la obra del Señor Jesús en la cruz (Romanos 6: 6, 14)

> Por la gracia del Señor Jesucristo, ahora somos hijos de Dios (Juan 1: 12)

> Por la gracia de Dios hemos sido santificados (Romanos 6: 22)

ES HORA DE EMPRENDER EL CAMBIO CON AYUDA DE DIOS

Nuestra vida puede experimentar un cambio definitivo. El paso esencial es reconocer que hemos pecado y que, únicamente por la Gracia de Dios, podemos recibir perdón de pecados y emprender una existencia renovada.

Nuestro amado Señor nos ofrece una oportunidad. No la merecemos, pero lo hace por el amor que nos tiene.

El director y fundador de la Cruzada Estudiantil y Profesional para Cristo, Bill Bright, escribió:

Aun siendo usted un pecador, Dios lo amó de tal manera que envió a su Hijo Jesús a morir en la cruz por sus pecados. ¿Con qué propósito? Para darle vida eterna. Como un prisionero que enfrenta una ejecución segura, y es repentinamente liberado, usted puede ser perdonado del pecado por medio de la muerte y resurrección de Cristo. Tal amor está mucho más allá de nuestra comprensión humana.”

Es hora de evaluarnos. Sin duda, hay aspectos en los que debemos meditar para procurar ajustes. Renunciar al pecado y ponernos a cuentas con Dios, es uno de ellos. Tenemos esa oportunidad. Y, no la vamos a desaprovechar.


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