Uno solo puede ser vencido, pero dos pueden resistir. ¡La cuerda de tres hilos no se rompe fácilmente! | Eclesiastés 4: 12 NVI
Un matrimonio unido, en el que Dios ocupa el primer lugar, difícilmente se desmorona. Por el contrario, cuando vienen dificultades, ven esas situaciones como oportunidades para mejorar.
La historia de Francys Arsentiev, conocida como la «bella durmiente del Everest», es un relato que nos confronta con la fragilidad de la vida humana y la fuerza de los lazos que nos unen como pareja.
En 1998, Francys y su esposo, Sergei, se embarcaron en el desafío de escalar el Everest sin oxígeno suplementario.
Después de alcanzar la cumbre, un descenso arduo y una tormenta repentina los separaron.
Mientras Francy luchaba por sobrevivir a la intemperie, su esposo, sabiendo que estaba en peligro, intentó encontrarla. Este acto de búsqueda es un testimonio de la inquebrantable fidelidad marital, un pacto que va más allá de las promesas del altar y se prueba en las situaciones más extremas.
Aunque las inclemencias del tiempo y la altura hicieron su tarea casi imposible, el amor de Sergei lo impulsó a regresar por ella, arriesgando su propia vida.
La decisión de Sergei de volver por su esposa resuena con la imagen bíblica del Buen Pastor que deja las noventa y nueve ovejas para buscar a la que se ha perdido (Mateo 18:12-14).
Su acto, aunque trágico en su desenlace (Sergei, lamentablemente, murió en el intento), refleja una devoción y un compromiso que son el eco de la fidelidad de Cristo hacia nosotros.
FIDELIDAD HASTA ÚLTIMO MOMENTO
En el matrimonio, los cónyuges son llamados a ser un reflejo del amor sacrificial de Jesús por su Iglesia.
No hay una muestra más poderosa de este amor que el deseo de poner la vida del otro por encima de la propia, incluso en la «zona de la muerte» del Everest. La fidelidad de Sergei no se midió en el éxito de su rescate, sino en su valiente intento y en la entrega total de sí mismo.
Este relato nos invita a reflexionar sobre la naturaleza del verdadero amor, un amor que no se detiene ante la adversidad. Francys Arsentiev, a pesar de que no pudo ser salvada, fue testigo de la fidelidad inquebrantable de su esposo.
Su último momento fue, sin duda, consolado por el conocimiento de que no había sido abandonada. Este es un poderoso recordatorio para todos nosotros de que en un mundo que a menudo promueve el individualismo y el éxito personal a toda costa, el llamado cristiano es a la lealtad y el sacrificio.
VIVENCIAR EL AMOR MATRIMONIAL
La historia de Francys y Sergei es un sermón sin palabras sobre el matrimonio como un compromiso sagrado, donde la devoción mutua se convierte en el ancla que sostiene la relación en la tormenta.
Finalmente, la historia de Francys y Sergei nos enseña que el amor verdadero no es una emoción pasajera, sino una decisión y un compromiso que se renueva cada día.
El matrimonio cristiano es un pacto de por vida, un viaje que se recorre juntos, de la mano, a través de las cimas y los valles de la vida.
La fidelidad de Sergei en la cima del Everest es un testimonio perdurable de la promesa que hacemos en el altar: «en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza».
Nos recuerda que el verdadero amor se demuestra no en los momentos de comodidad, sino en los de necesidad, y que al final, la entrega de uno mismo por el otro es la máxima expresión de la fe y el amor en acción.
No podría despedirme sin antes invitarle para que se acoja a la gracia de Dios. ¿En qué consiste? Es la demostración del amor de Dios que nos perdona toda—léalo bien—toda nuestra maldad.
Jesús murió en la cruz para darnos vida, traer perdón de pecados y asegurarnos la eternidad en Su presencia.
Ábrale hoy las puertas de su corazón a Jesucristo.
Fernando Alexis Jiménez sirve a Dios en la Misión Edificando Familias Sólidas. Transmite el Programa Vida Familiar y, desde el 2016, dirige el Instituto Bíblico Ministerial.