Por gracia, el Señor perdona nuestros pecados. Jesús murió en la cruz para limpiar con su sangre toda nuestra maldad, del pasado, del presente y del futuro.
Nuestra sociedad necesita hombres y mujeres que marque la diferencia. Personas íntegras que agregan valor a la vida de los demás y a todo cuanto hacen, a partir de los principios y valores sobre los que se afirman.
Job fue uno de esos individuos únicos, que ejerció una poderosa influencia en la sociedad donde se desenvolvía. De él se dice que era “un hombre muy bueno y honrado. Siempre obedecía a Dios en todo y evitaba hacer lo malo.” (Job 1:1 | TLA)
Llegar a ese nivel demandó conocer a Dios y perseverancia en caminar con Él. Fue su secreto para experimentar la transformación y transferir enseñanzas a quienes le rodeaban.
Sus pensamientos y acciones honraban al Señor como lo describe el pasaje bíblico de Job 1:6-8)
Llama poderosamente la atención. Muestra que el Padre sabe todo cuanto hacemos y se siente gozoso con nuestros progresos diarios. Por supuesto, fallamos, pero Él sabe que estamos dando nuevos pasos. Y, por gracia, nos acepta y ayuda en cada nueva etapa. Sabe que no somos perfectos, pero igual, conoce de nuestro propósito de caminar en consonancia con Su voluntad.
DIOS NOS PROTEGE Y A NUESTRA FAMILIA
En ese encuentro en la esfera espiritual, el adversario espiritual le dice a Dios que la fidelidad de Job no era tan sincera, sino que obedecía a sus propios intereses:
“Tú siempre lo proteges a él y a su familia; cuidas todo lo que tiene, y bendices lo que hace. ¡Sus vacas y ovejas llenan la región!” (Job 1:10 | TLA)
Observe cuidadosamente el pasaje. Dios nos protege, pero también a nuestra familia—cónyuge e hijos—y a todo cuanto tenemos. Una protección integral.
Todo eso es posible por el amor ilimitado que nos tiene el Padre celestial. Piénselo: el Dios de poder y de gloria al que amamos, tiene especial cuidado de todos los detalles que nos rodean.
Es cierto, el enemigo espiritual nos ataca, pero estamos protegidos en la medida en que caminamos de la mano del Señor. Él cuida de nosotros.
LA GRACIA DE DIOS ES PARA TODOS
Ahora, no podríamos concluir sin antes invitarle para que se acoja a la gracia de Dios.
Por gracia, el Señor perdona nuestros pecados. Jesús murió en la cruz para limpiar con su sangre toda nuestra maldad, del pasado, del presente y del futuro.
Hay perdón y vida eterna para quienes se apropian por fe, de la salvación y la gracia.
Sin embargo, Dios no nos obliga a acogernos a Su gracia. Es una decisión que nos corresponde asumir a usted y a mí hoy. Ábrale las puertas de su corazón a Jesucristo.
Fernando Alexis Jiménez sirve a Dios en la Misión Edificando Familias Sólidas. Transmite el Programa «Vida Familiar» y, desde el 2016, dirige el Instituto Bíblico Ministerial.