No hay familia en la que no se corra el peligro de tener hijos adictos a la tecnología. Debemos estar preparados. Puede estar ocurriendo incluso bajo su mismo techo. ¿Cómo enfrentar la situación? Hay una sola respuesta: educando a nuestros hijos.
Fernando Alexis Jiménez | Editor de Familias Sólidas
La ciberdependencia se ha convertido en un fenómeno mundial de impredecibles consecuencias para la presente y futuras generaciones.
Lo complejo del asunto es cuando involucra a nuestros hijos. Con mayor frecuencia se aprecian casos de niños y adolescentes literalmente adictos a un computador, los videojuegos o el dispositivo celular móvil.
Los padres jugamos un papel protagónico en la tarea de ayudarles a salir de esa situación.
¿Cómo descubrimos que nuestros hijos están en problemas?
El hecho de que nuestros hijos se conviertan en ciberdependientes, es de por sí un problema. Llegan a ocupar tiempo y esfuerzos solo en chatear, jugar o consultar su estado en las redes sociales.
Algunas señales de alerta son:
> Irritabilidad o ansiedad en nuestros hijos si les quitan el dispositivo electrónico.
> Dedican mucho tiempo libre a los videojuegos o al chateo.
> Están dispuestos a sacrificar actividades por estar frente a un teléfono celular o un computador.
> Sienten que, si no están conectados a la internet, el mundo se vuelve un caos.
> Se aíslan de la familia y de sus amigos.
Estos factores de alarma debemos revisarlos con frecuencia.
Es esencial que evaluemos el asunto en detalle, y no caigamos en el error de castigarlos sin haber mirado todo el problema en su contexto.
Fundamentar los hijos en principios y valores
No hay familia en la que no se corra el peligro de tener hijos adictos a la tecnología. Debemos estar preparados. Puede estar ocurriendo incluso bajo su mismo techo. ¿Cómo enfrentar la situación? Hay una sola respuesta: educando a nuestros hijos.
Si no los fundamentamos en principios y valores, lo que cosecharán en sus vidas es la mundanalidad. A esa influencia están expuestos todo el tiempo.
El apóstol Pablo advirtió sobre esa situación cuando escribió a los creyentes de Galacia:
“No se dejen engañar: nadie puede burlarse de la justicia de Dios. Siempre se cosecha lo que se siembra. Los que viven solo para satisfacer los deseos de su propia naturaleza pecaminosa cosecharán, de esa naturaleza, destrucción y muerte; pero los que viven para agradar al Espíritu, del Espíritu, cosecharán vida eterna.”(Gálatas 6: 7, 8. NTV)
En nuestros pensamientos y acciones reflejamos lo que hay dentro de nosotros. De ahí la importancia de enseñar a los niños y adolescentes con una sólida fundamentación.
Si esas pautas quedan grabadas en lo más profundo de ellos, aflorarán cuando lo necesiten.
El rey Salomón abordó el asunto en los siguientes términos:
“Aunque el buen consejo esté en lo profundo del corazón, la persona con entendimiento lo extraerá.”(Proverbios 20: 5. NTV)
Cuando tomamos el tiempo necesario para hablar con los hijos respecto a los peligros que encierra el mal uso de las redes sociales, estamos sentando las bases para evitar que terminen arrastrados por la adicción.
Recomendaciones para los hijos
Si aprecia con preocupación que sus hijos son ciberdependientes, compartimos con usted algunas recomendaciones prácticas pero eficaces:
> Limite el tiempo que pasan conectado a la red y, de ser necesario, establezca horarios.
> Instale en su sistema de internet, bloqueadores de contenido inmoral.
> Evite que el tiempo que sus hijos pasan en la internet interfiera con sus acciones básicas como estudiar, jugar, dormir, leer o, incluso, ver televisión.
> Esté pendiente de los contenidos de internet que consultan sus hijos. Procure que sea una tarea permanente.
> Promueva el diálogo con sus hijos de tal manera que la internet no se convierta para ellos en una vía de escape frente a los conflictos familiares.
> Deles consejos sabios. Ni riña con sus hijos. Es mejor hablar que conflictuar.
Revise y tome nota de estas sugerencias
A estos elementos se debe sumar otro ingrediente: Orar por los hijos. Debemos hacerlo siempre. Dios es quien guarda su entrada y salida. Con Él guardando a nuestros chicos, tenemos asegurada una apropiada protección.
Si no ha recibido a Jesucristo en su corazón, es hora de que lo haga. Ábrale las puertas de su corazón al Hijo de Dios. Emprenderá el camino de transformación personal y espiritual que siempre ha anhelado.
@ Fernando Alexis Jiménez
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