¿Qué ocurre en nuestra vida cuando conocemos la gracia de Dios?  

Cuando llegamos a conocer la gracia de Dios, emprendemos un proceso de transformación permanente, en el que Dios nos ayuda. Conozca por qué.

Cuando llegamos a conocer la gracia de Dios, emprendemos un proceso de transformación permanente, en el que Dios nos ayuda. Conozca por qué razones.


Fernando Alexis Jiménez | Editor de la Revista Vida Familiar | @VidaFamiliarCo


Cuando un hombre u mujer alcanzan a dimensionar en su verdadera proporción lo que significa la gracia de Dios, abren las puertas para que Él obre en sus vidas y, así, avanzan en un proceso de transformación con pasos firmes. Experimentar cambio y crecimiento es un asunto progresivo, no se logra en un abrir y cerrar de ojos.

Los creyentes de Éfeso caminaron esa ruta, paso a paso. Probablemente no se daban cambio de los ajustes en su forma de pensar y actuar, pero eran evidentes a los ojos de quienes les rodeaban. Igual con nosotros. Quienes se encuentran en el entorno, verán que hay un algo especial en nuestro ser.

Las noticias del crecimiento sostenido en los nuevos creyentes llegaron pronto, aspecto que resaltó en su misiva:

Por eso yo, por mi parte, desde que me enteré de la fe que tienen en el Señor Jesús y del amor que demuestran por todos los creyentes, no he dejado de dar gracias por ustedes al recordarlos en mis oraciones.” (Efesios 1: 15, 16 | NVI)

Las transformaciones en su caminar diario con Jesús, saltaban a la vista.

Roby Davidson es una australiana que en su temprana juventud decidió internarse en el desierto de su país, recorrer cerca de 2500 kilómetros en medio de arena y dunas, para encontrarse consigo misma, como argumentaba. Comenzó el viaje en 1973.

En su trasegar solo la acompañaban su fiel perro y cuatro camellos. Su desplazamiento fue registrado por Rick Smolan, de la National Geographic.

Uno de los momentos emotivos es cuando pierde la brújula que le había regalado su madre. Descubrió que, en adelante, estaría perdida. Por ese motivo, volvió atrás en sus pasos hasta hallarla y reemprender el viaje.

Igual con nuestra vida. Es necesario hace un alto en el camino. Evaluar en qué hemos crecido y qué aspectos debemos mejorar. Es posible con ayuda de Dios.

NO SE DESANIME, ESTÁ AVANZANDO

Ser cristiano no es una competencia con otros creyentes. Tampoco está asociado a la pertenencia de tal o cual denominación. Ser cristiano es vivir a Cristo. Tornarlo real en nuestro ser.

De los cambios que vivenciamos, no nos daremos cuenta hasta tanto hagamos un alto en el camino.

Dos distintivos que es probable corroboran su andar con Cristo son:

  • El amor (1 Juan 4:20, Juan 13:14 y Juan 13:34-35).
  • La fe (Hebreos 12: 1)

De la mano con esos dos distintivos de vida, desde la perspectiva de Pablo, se encontraban en una primera etapa del crecimiento diario: dar nuevos pasos en el propósito de conocer a Dios.

Pido que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre glorioso, les dé el Espíritu de sabiduría y de revelación, para que lo conozcan mejor. Pido también que les sean iluminados los ojos del corazón para que sepan a qué esperanza él los ha llamado, cuál es la riqueza de su gloriosa herencia entre pueblo santo, y cuán incomparable es la grandeza de su poder a favor de los que creemos. Ese poder es la fuerza grandiosa y eficaz que Dios ejerció en Cristo cuando lo resucitó de entre los muertos y lo sentó a su derecha en las regiones celestiales, muy por encima de todo gobierno y autoridad, poder y dominio, y de cualquier otro nombre que se invoque, no solo en este mundo, sino también en el venidero.” (Efesios 1: 17-21 | NVI)

Es un pasaje maravilloso que nos muestra de qué manera, progresivamente, vamos conociendo a Dios. Al igual que el cambio, no es de la noche a la mañana. Es un proceso, paso a paso, un día a la vez. Igual, la revelación del Padre y de su gracia infinita hacia nosotros.

Charles Spurgeon (1834-1892), llamado el príncipe de los predicadores, escribió:

“Alguien ha dicho que ‘el estudio adecuado de la humanidad es el hombre’. No me opondré a la idea, pero creo que es igualmente cierto que el estudio adecuado de los elegidos de Dios es Dios; el estudio apropiado de un cristiano es la Deidad. La ciencia más elevada, la especulación más sublime, la filosofía más poderosa que puede atraer la atención de un hijo de Dios, es el nombre, la naturaleza, la persona, la obra, los hechos y la existencia del gran Dios a quien él llama su Padre”.

Conforme vamos conociendo a Dios, tenemos comprensión del amor que nos tiene y de lo que trae Su gracia, perdonando los errores de los que somos conscientes y nos arrepentimos.

Por supuesto, el enemigo nos atacará, poniendo énfasis en los errores en que incurrimos. No obstante, cuando estamos seguros de la gracia, no nos detenemos, sino que avanzamos.

COMPRENDER LA OBRA REDENTORA DE JESÚS

De la mano con el progresivo conocimiento de Dios, nuestra comprensión de Jesús el Señor y de su obra.

Pablo escribe:

Dios sometió todas las cosas al dominio de Cristo[d] y lo dio como cabeza de todo a la iglesia.  Esta, que es su cuerpo, es la plenitud de aquel que lo llena todo por completo.” (Efesios 1: 22-23 | NVI)

Los creyentes en Éfeso iban avanzando poco a poco. Un crecimiento, puede que lento, pero firme.

Ese mismo debe ser nuestro ritmo como cristianos, tanto en la relación con Dios, con el cónyuge y con los hijos. Cambiar, crecer y avanzar.

No es por méritos propios, sino por la gracia divina, la que nos permite arrepentirnos, pedir perdón y emprender una nueva vida. Está nueva vida esta a su disposición hoy.


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