5 consejos para despejar inquietudes de sus hijos sobre sexo

Los diversos temas que atañen a la vida, deben ser abordados en reuniones familiares o, quizá de los padres con sus hijos. No podemos ser ajenos a las realidades. Análisis a la luz de la Biblia.


Fernando Alexis Jiménez | Director del Instituto Bíblico Ministerial


Ramiro y Lucía estaban acostumbrados a escuchar las inquietudes de sus hijos. Sin embargo, jamás se imaginaron que un interrogante de Marcela, la niña de doce años, les provocara sonrojo en el rostro, y además, que ninguno de los dos supiera cómo contestar.

La pregunta era, además de muy previsible en aquella etapa de auto descubrimiento, algo normal: ¿Cómo vienen los hijos al mundo?

Días después, cuando hablaron del asunto, no pudieron ocultar que los azoró esa inquietud ya que la adolescente cursaba estudios en un colegio cristiano.

Debí suponer que allí les explicaban ese tipo de asuntos”, me dijo Ramiro.

Probablemente ellos no son los únicos y, estoy convencido, usted mismo habrá sido abordado por sus pequeños con temas que invariablemente giran alrededor del sexo.

¿Qué hacer?¿Salir huyendo?¿Eludir el tema? Por cierto que no. El primer asunto a considerar es que ese tipo de cuestiones tan delicadas deben tratarse al interior de la familia, y no esperar a que nuestros hijos decidan investigar por su cuenta en la Internet. Lo más probable es que allí encuentren información incorrecta y en cierta medida dañina.

NO DEBERÍAMOS REHUIR EL TEMA DEL SEXO CON LOS HIJOS

Algo normal es que los niños desde temprana edad comiencen a formular preguntas sobre todo tipo de aspectos. Desean saber más, sobre todo cuando comienzan a tomar conciencia de su entorno.

Uno de los interrogantes que vendrá, por supuesto, está relacionado con asuntos sobre el sexo. Puede que lo hayan escuchado en la calle o en el colegio, o simplemente porque les despierta curiosidad alguna cosa que ven y no entienden.

En criterio de Linda Orcacita, catedrática de psicología en la Universidad Javeriana de Colombia:

“La educación sexual es muy importante para los niños y debe empezar en casa. La gente piensa generalmente que hablar de sexualidad es hablar de planificación, de relaciones sexuales, y no es solo eso. La educación sexual tiene que ver con la sexualidad, con vínculos afectivos, con comunicación. De la sexualidad debe hablarse de una manera integral; además debemos tener claro que ofrecer educación sexual no acelera el  inicio de la práctica sexual, sino que fomenta hábitos de cuidado”(Citada en el Diario El País. Colombia. 28/02/16. Pg. C7)

Cuando respondemos apropiadamente, despejamos los interrogantes de los chicos y de paso les brindamos herramientas para que conozcan más y se protejan.

Un niño o una niña a quienes orientamos adecuadamente, están menos expuestos al abuso infantil por parte de familiares o personas extrañas. La razón es sencilla: sabrán decirle a sus padres lo que está ocurriendo.

1.- Dele confianza a sus hijos

Cuando sus hijos pregunten sobre sexo, no los regañe o los desoriente al decirles que esos no son asuntos que deban saber los niños. Por el contrario, desarrolle amistad con ellos y asegúrese de que tengan la confianza suficiente para consultarle cualquier inquietud que los asalte.

Una de las preguntas más comunes cuando un niño tiene alrededor de los cinco años, se refiere a las diferencias con las niñas.

En tales casos, utilizando un lenguaje claro, se debe explicar por qué—por ejemplo—los órganos son diferentes en hombres y mujeres, en este caso, en los niños.

La directora del Centro de Aprendizaje y Psicología, en Colombia, Annie Acevedo, señala:

“Los padres no deben enredarse tanto ni ponerle misterio a hablar de algo tan natural en el humano como la sexualidad. Es necesario decirles la verdad de manera sencilla, en un marco de amor, respeto y confianza. Cuando respondemos los interrogantes de los hijos, las respuestas que les brinde pueden ayudarles más adelante para  prevenir cualquier maltrato que, generalmente, se presenta  por ignorancia de los niños.” (Citada en el Diario El País. Colombia. 28/02/16. Pg. C7)

A los pequeños se les debe enseñar las razones para cuidar sus partes íntimas. En el proceso, se les puede explicar para qué sirven y advertirles que nadie debe tocarlas, previniendo un aspecto que es tan preocupante hoy día como lo es el abuso infantil.

2.- Sepa cómo explicar cada tema

Si los niños preguntan acerca de las relaciones sexuales, no es necesario profundizar en explicaciones. Lo más probable es que no entenderán de qué les hablamos.

Se puede acudir a analogías sencillas que ayuden a ilustrar en qué consisten. Por ejemplo, decirles que es una forma de reproducción. Que permite que otros niños nazcan.

Hay quienes aconsejan utilizar libros con ilustraciones. Este punto específico queda a criterio de los padres. En lo que sí coincidimos es en el hecho de que se les explique de manera sencilla pero apropiada.

¿Y de la homosexualidad? Si los chicos no preguntan, no hay necesidad de adentrarse en el asunto. No obstante si pusieran el interrogante sobre la mesa, se debe explicar que Dios creó al hombre y a la mujer y que es así como debe ser.

3.- Llame las cosas por su nombre

Utilizar nombres inapropiados para cada parte del cuerpo humano no es aconsejable. Lo más importante al darle respuestas a sus hijos es ser absolutamente claros en los conceptos y en la intención de lo que se quiere decir.

La directora de contenidos e investigación de Red Papaz, Lina Saldarriaga, advierte que:

“Se debe utilizar el lenguaje correcto. Por ejemplo, si queremos explicar algo debemos llamarlo por su nombre, si nos referimos al aparato reproductor masculino debemos decirles el término, ‘pene’. Cuando se hable con los niños no se debe recurrir a términos como ‘pajarito’ o ‘la florecita’, se debe fomentar en ellos el uso de las palabras adecuadas para que no tengan confusiones”. (Citada en el Diario El País. Colombia. 28/02/16. Pg. C7)

Si se trata de niños muy pequeños no se hace necesario explicarles, por ejemplo, la complejidad de una relación sexual. No van a entender de qué les estamos hablando ni tampoco sentirán interés por entender.

Lo aconsejable es que, cualquiera sea el tema que toquemos con los hijos, lo expliquemos con claridad y sin nerviosismo; si lo hacemos así, generamos confusión e inseguridad en ellos. Pensarán que para una próxima ocasión es mejor no preguntar.

4.- Tenga en cuenta la edad de sus hijos

Explíqueles sobre sexualidad teniendo en cuenta la edad de sus hijos. Es muy diferente como puede referirse al asunto con un niño de cinco años que con un adolescente.

Los padres deben empaparse de aspectos relacionados con la sexualidad. Consultar buenos libros es aconsejable; también en la Internet encontrará muchos artículos que le orientarán.

De la mano con la tarea de investigar, los padres deben mejorar sus estrategias para generar acercamiento con los hijos.

Tenga presente que la rápida iniciación de adolescentes y jóvenes en las prácticas sexuales demuestra que están obteniendo información e incitación de lugares inapropiados. Terminan informándose de las enfermedades de transmisión sexual, cuando llevan una vida activa.

5.- Tenga en cuenta los principios bíblicos al enseñar

Las Escrituras prestan especial atención a la educación a los hijos. Ya desde la antigüedad Dios advertía sobre la necesidad de forjar a nuestros hijos a partir de principios y valores.

El profeta Moisés enseñó a los israelitas que debían transmitir las enseñanzas de Dios a sus hijos:

“Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes.”(Deuteronomio 6:7. NVI)

Las instrucciones que impartimos a nuestros hijos desde la más tierna infancia, ejercerán una poderosa influencia en su forma de pensar y de actuar.

Sobre el particular el rey Salomón escribió:

“Los pensamientos humanos son aguas profundas; el que es inteligente los capta fácilmente.”(Proverbios 20.5. NVI)

No podemos ni debemos rehuir asuntos con nuestros hijos, como por ejemplo el sexo, pero cada vez que lo hagamos es importante que hagamos acopio de sabiduría y sabiduría.

Recuerde siempre las nuevas generaciones, de hombres y mujeres con la mirada siempre puesta en Dios, las forjamos en casa.

No podemos esperar que la escuela, los amigos de nuestros hijos o la Internet, asuman esa responsabilidad. La información que les suministren será errada y nosotros acarrearemos las consecuencias.

Es hora de comenzar a trabajar en la edificación de familias sólidas con la ayuda de Dios…Y si no ha recibido a Jesucristo en su corazón, es hora de abrirle su vida y apropiarse de la Gracia del Señor para recibir perdón de pecados y emprender una nueva vida. 


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