¿Decidido a renunciar a su vida conyugal?

familia

Si hay un equívoco en el que incurre nuestra sociedad, sin principios ni valores, es pensar que el matrimonio es transitorio. Tremendo equívoco. De acuerdo con el plan de Dios, el matrimonio es para siempre.


Fernando Alexis Jiménez | Editor de la Revista Vida Familiar | @VidaFamiliarCo


Es probable que al revisar la relación matrimonial espere ver cambios en la relación conyugal. Vamos un poco más allá: desearía que su pareja pensara y obrara de manera diferente.

¿Le pasó alguna vez esta idea por la cabeza? Lo más probable es que sí. Ahora, si es así, entienda que usted es el primero que debe cambiar (Cp. Mateo 7:12)

Mi esposo es intolerante. Reacciona fácilmente ante lo que considera una provocación.”, se quejaba una mujer.

Cuando dialogamos con su esposo, descubrimos que también ella mostraba cierto grado de intolerancia. Llegar a un entendimiento demandó, de los dos, hablar sobre el problema, reconocer errores y disponerse a cambiar.

Expertos citados por la agencia Colprensa, señalaron lo siguiente:

“Cuando se exige el cambio total del otro es porque no se acepta tal y como es a ese ser que se eligió para convivir. Es un error creer que cuando uno se casa puede cambiar al otro. Pensar por ejemplo, que una vez vivan juntos él dejará de ser el toma trago de cada fin de semana. La persona no va a cambiar porque su pareja se lo diga o por la llegada de un hijo. Si alguien tiene que cambiar es por decisión individual. No es sano pretender que la pareja va a cambiar por mí. O amo a la persona como es o tomo decisiones frente a la relación. Si quiero cambiar en mi pareja toda su forma de ser estoy queriendo amar a un ser que no existe.” (Agencia Colprensa. 20/09/2015)

En todos los casos se debe partir de un presupuesto: Es cierto, el otro falla; pero yo, ¿acaso no cometo los mismos errores, o quizá mayores?

Formularnos esta pregunta nos ayudará a encontrar la salida a los conflictos conyugales. Aceptar las fallas es el primer paso para experimentar cambios, con ayuda de Dios.

NO ES UN ASONTO FÁCIL, PERO TAMPOCO IMPOSIBLE  

Aunque lo anhelemos, desarrollar tolerancia y dar pasos hacia la búsqueda de soluciones cuando las cosas no andan bien, no es algo fácil. Es un proceso que no se consigue de la noche a la mañana. Es progresivo. Compromete la decisión y perseverancia de los componentes de la pareja. No podemos darnos por vencidos fácilmente.

Recuerde lo que enseña el apóstol Pablo:

“El amor nunca se da por vencido, jamás pierde la fe, siempre tiene esperanzas y se mantiene firme en toda circunstancia.” (1 Corintios 13:7)

Decidirnos por el cambio, con ayuda de nuestro amado Dios y Padre, contribuye a mejorar la relación familiar. Constituye un paso que debemos dar, sin imprimir dilación a esa decisión.

Dentro de esas acciones que debemos emprender, es importante que consideremos el hecho de aceptar al cónyuge tal como es, sin criticarle.

Cuando cuestionamos su proceder, y lo hacemos de manera inmisericorde, lo más probable es que agravaremos los problemas.

Recuerde siempre que la unión en matrimonio se tomó para experimentar una vida plena, no para dejarnos arrastrar por el desasosiego, la amargura y la infelicidad mutua.


Escuche Aqui las transmisiones diarias de Vida Familiar