¿Cómo será la tierra en la que viviremos por la eternidad?

Es un hecho que fuimos concebidos para vivir en el cielo, por la eternidad con Dios, aunque hay quienes escogen la perdición. La Biblia revela aspectos maravillosos acerca de cómo será esa nueva tierra que nos espera.

Es un hecho que fuimos concebidos para vivir en el cielo, por la eternidad con Dios, aunque hay quienes escogen la perdición. La Biblia revela aspectos maravillosos acerca de cómo será esa nueva tierra que nos espera.


Fernando Alexis Jiménez | Editor de la Revista Vida Familiar | @VidaFamiliarCo


¿Ha pensado dónde pasará la eternidad? Puede que se encuentre ocupado en infinidad de asuntos, pero su futuro debería llamar su atención.

Si considera que la Biblia contiene la palabra de Dios, coincidirá conmigo en que hay dos lugares reales por la eternidad: el cielo y con él la tierra nueva (2 Pedro 3: 10), o el infierno. Son ineludibles. La diferencia la marca la decisión que hayamos tomado.

El paso inicial para estar en Su presencia, es apropiarnos de la gracia que trae perdón divino en respuesta a nuestro arrepentimiento sincero, y nos abre las puertas a una existencia renovada. Así de sencillo. No es por obras, sino por la gracia de Dios.

Lo cierto, una vez estamos en la gracia del Padre, es que esperamos el regreso de Jesús por los redimidos:

Dichosos los siervos a quienes su señor encuentre pendientes de su llegada. Les aseguro que se ajustará la ropa, hará que los siervos se sienten a la mesa y él mismo se pondrá a servirles.” (Lucas 12: 37 | NVI)

¿Por qué esperar a Dios, caminando en su voluntad, aun cuando es apenas previsible que a veces fallamos? Por amor, en reconocimiento a lo que hizo por nosotros y que no merecíamos.

Randy Alcorn, el teólogo norteamericano, escribe:

“Le debemos todo a Dios. Él no nos debe nada. Sin embargo, Dios decide servirnos, aunque somos sus siervos. Jesús nos sirvió cuando murió en la cruz por nosotros… ¿Quiere decir esto que merecemos la gracia de Dios? Por supuesto que no. Por definición, la gracia de Dios es algo que no merecemos. ¡Si la mereciéramos, no sería gracia!”

Jesús vino a servirnos y una forma maravillosa, fue muriendo en la cruz por nuestros pecados, para que tuviéramos perdón de los pecados y vida eterna (Juan 3: 16; Mateo 20: 28)

NO TEMERLE NI A LA MUERTE NI AL FUTURO

Si estamos en la gracia, los seguidores de Jesús no debemos temer el fin de todas las cosas. Por el contrario, mantenernos confiados en que será bien para nosotros, incluso cuando llega la muerte.  No será la terminación, sino el comienzo de una nueva vida.

Incluso, cuando lo creado termine (2 Pedro 3: 10) sabemos que llega la nueva tierra, que será maravillosa, como lo describe el profeta Isaías:

“Sin duda, el Señor consolará a Sión; consolará todas sus ruinas. Convertirá en un Edén su desierto; en huerto del Señor sus tierras secas.  En ella encontrarán alegría y regocijo, acción de gracias y música de salmos.” (Isaías 51: 3 | NVI)

Una lectura cuidadosa del pasaje, nos muestra que viviremos en una tierra edénica e idílica, y que será por siempre jamás.

En la nueva tierra estaremos con Él, nuestro amado Padre. Y será así, porque esta tierra está dañada por el pecado del hombre. Es necesario que el Padre haga todo nuevo.  Igual nuestros cuerpos, no estarán enfermos, sino transformados. Seremos renovados en la totalidad.

Otro hemo, es que estaremos con los seres que amamos, conforme al plan original del Supremo Hacedor. Jerusalén será la capital de esa nueva tierra, aunque en la Biblia leemos que habrá otras ciudades (Lucas 19: 17-19)

CARACTERÍSTICAS DE LA NUEVA TIERRA

Partiendo del presupuesto de que estaremos en la nueva tierra creada por Dos para Su pueblo, le animo a considerar algunas características que nos enseña la Biblia:

  • La nueva Jerusalén estará en la nueva tierra y allí estará el trono de Dios (Apocalipsis 22: 1, 2)
  • Habrá piedras preciosas, visibles a todos (Apocalipsis 21: 18, 19)
  • Se podrá medir la largura, anchura y altitud (Apocalipsis 21: 15, 16)
  • Podremos apreciar el río de agua de vida (Apocalipsis 22: 1, 2)
  • No habrá llanto ni dolor (Apocalipsis 21: 4)
  • Habrá tiempo, aunque no nos aburriremos (2 Pedro 3: 8: Apocalipsis 8:1; Apocalipsis 22: 2)
  • Se podrá experimentar gozo (Lucas 15: 7)
  • Podremos apreciar el árbol de vida (Apocalipsis 2: 7)

Nos espera un período eterno, maravilloso, en la eternidad con Dios. El proceso comienza ahora, cuando nos apropiamos de la gracia de Dios, para recibirle como nuestro Señor y Salvador.


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