Dios nos ama como una madre

Dios nos ama como una madre a su hijo, de manera incondicional.

¿Ha fallado mucho? Dios le perdona. ¿Siente que no vale la pena seguir adelante? Dios le brinda una nueva oportunidad. No porque usted lo merezca, sino por gracia.

Hay situaciones que rompen los esquemas y chocan con los estereotipos. La película “La cabaña”, por ejemplo. Allí Dios es representado como una mujer, a menudo llamada «Papá», y es una de las tres personas que se encuentran con el protagonista, Mack Phillips.

A muchas personas la representación les causó sorpresa. El teólogo y autor, Andrew Conard, fue uno de ellos:

«Creo que Dios fue representado como una mujer en el libro y en la película para provocar fuertes reacciones en la gente y sacar al lector de su zona de confort. Sé que cumplió ese propósito para mí. Creo que está bien que Dios sea representado como una mujer en La Cabaña. Las descripciones de las personas de la Trinidad en La Cabaña me ayudaron a ampliar mi imaginación sobre Dios. Dios exhibe características que, como humanos, asociamos tanto con hombres como con mujeres, madres y padres. Aunque la representación de Dios tal como se describe en La cabaña probablemente no sea mi imagen predominante de Dios, aprecio el impulso que me brindó para considerar otras formas de conocer y experimentar a Dios.»

El profeta Isaías también escribió bajo inspiración:

«¿Pero acaso se olvida la mujer del hijo que dio a luz? ¿Acaso deja de compadecerse del hijo de su vientre? Tal vez ella lo olvide, pero yo nunca me olvidaré de ti. Yo te llevo grabada en las palmas de mis manos; siempre tengo presentes tus murallas.» (Isaías 49: 15, 16 | RVC)

Dios nos ama de una forma que jamás podremos explicarnos. Nos ama como una madre a sus hijos. Puede que no podamos comprenderlo fácilmente, pero es así.

EL AMOR INMERECIDO

Ninguna madre rechaza a sus hijos, pese a los múltiples errores que haya cometido. Es parte de su naturaleza (Isaías 42: 13-14: 66: 12-13).

Dios nos guía, cuida, aconseja y nos ayuda a levantarnos cuando las cosas no van bien:

«Yo amé a Israel desde que era un niño. De Egipto llamé a mi hijo. Pero mientras más los llamaba yo, más se alejaban de mí, y ofrecían sacrificios a los baales y quemaban incienso para honrar a los ídolos. Yo tomé en mis brazos a Efraín y le enseñé a caminar, pero él nunca reconoció que era yo quien lo cuidaba. Yo los atraje a mí con cuerdas humanas, ¡con cuerdas de amor! Estaban sometidos al yugo de la esclavitud, pero yo les quité ese yugo y les di de comer.» (Oseas 11:1-4 | RVC)

Esa es la imagen maravillosa que no hemos concebido. Por el contrario, desde los púlpitos nos han vendido la imagen de un Dios castigador, atento a nuestros errores para mandarnos al infierno.

Olvidamos que Su amor por nosotros es incondicional, como describe el apóstol Pablo:

«Pero Dios muestra su amor por nosotros en que, cuando aún éramos pecadores, Cristo murió por nosotros.» (Romanos 5:8 | RVC)

¿Ha fallado mucho? Dios le perdona. ¿Siente que no vale la pena seguir adelante? Dios le brinda una nueva oportunidad. No porque usted lo merezca, sino por gracia.

Recuérdelo: el amor de Dios es un amor sacrificial, incondicional, protector y perdonador.

La autora cristiana, Milena Forero, se refiere al amor que el Padre nos tiene:

«Es el Dios maternal que recuerda con ternura habernos cargado en brazos cuando éramos niños y recuerda nuestros primeros pasos cuando nos enseñaba pacientemente a caminar. Es el Dios que como una madre no puede olvidar al hijo que salió de sus entrañas. Y es el Dios del que nos cuenta Jesús, que es como una mamá gallina que quiere juntar a sus pollitos bajo sus alas amorosas.»

Haga un alto en el camino. Su vida puede experimentar una profunda transformación. Acójase a la gracia de Dios. Por la gracia, le perdona y ofrece una nueva vida. Ábrale las puertas de su corazón a Jesucristo.


Fernando Alexis Jiménez sirve a Dios en la Misión Edificando Familias Sólidas. Transmite el Programa “Vida Familiar” y, desde el 2016, dirige el Instituto Bíblico Ministerial.