Dios valora todos sus esfuerzos

Todos tenemos algo a lo que, quizá, nos cuesta renunciar aun cuando sabemos que, renunciar, significa que podamos a avanzar a nuevos niveles a nivel personal, espiritual y familiar.

Todos tenemos algo a lo que, quizá, nos cuesta renunciar aun cuando sabemos que, renunciar, significa que podamos a avanzar a nuevos niveles a nivel personal, espiritual y familiar.


Fernando Alexis Jiménez |Editor de la Revista Vida Familiar | @VidaFamiliarCo


¿A qué estamos dispuestos a renunciar y que, aunque consideramos muy valioso, lo haríamos por amor al Señor Jesús? Aunque parezca una pregunta sencilla, encierra una profunda reflexión. Nos llama revisar cuáles son nuestras prioridades y el lugar que ocupa en nuestra existencia la espiritualidad y la relación con Dios.

El escenario de Betania, distante 5 kilómetros de Jerusalén, es apropiado para hacer esta reflexión. Este caserío que en hebreo y griego coinciden en significar lo mismo: “Casa de Dios”, fue el lugar en el que nuestro Salvador realizó siete milagros, entre ellos, la multiplicación de los panes y los peces con los que alimentó a una multitud.

En casa de Simón el leproso, una mujer vertió el contenido de un frasco de alabastro con nardo—los dos elementos muy costosos en tiempos de Jesús—para honrar al Señor Jesús y, Él a su vez, la honró. El alabastro era traído de Egipto mientras que el nardo era una esencia que se extraía de una raíz y un tallo de una planta cultivada en el Himalaya, en la India.

Nada cuanto hagamos para Él y Su obra, queda sin reconocimiento porque Dios valora cuanto hacemos y honra a quienes le honran.

UNA HISTORIA DE RENUNCIACIÓN

Para sacar conclusiones, le invito para que leamos el relato de Marcos 14: 3- 9 en la versión Nueva Traducción Viviente:

Mientras tanto, Jesús se encontraba en Betania, en la casa de Simón, un hombre que había tenido lepra. Mientras comía, entró una mujer con un hermoso frasco de alabastro que contenía un perfume costoso, preparado con esencias de nardo. Ella abrió el frasco y derramó el perfume sobre la cabeza de Jesús.

Algunos que estaban a la mesa se indignaron. «¿Por qué desperdiciar un perfume tan costoso? —preguntaron—.  ¡Podría haberse vendido por el salario de un año y el dinero dado a los pobres!». Así que la regañaron severamente.

Pero Jesús respondió: «Déjenla en paz. ¿Por qué la critican por hacer algo tan bueno conmigo?  Siempre habrá pobres entre ustedes, y pueden ayudarlos cuando quieran, pero a mí no siempre me tendrán. Ella hizo lo que pudo y ungió mi cuerpo en preparación para el entierro. Les digo la verdad, en cualquier lugar del mundo donde se predique la Buena Noticia, se recordará y se hablará de lo que hizo esta mujer».”

Hay tres elementos que se desprenden de esta historia que le invito a considerar:

SIEMPRE TENDREMOS ALGO QUE RENDIR A LOS PIES DE JESÚS

Reflexione por un instante.   ¿Qué es aquello que nos ha costado mucho esfuerzo conseguir o que hemos alimentado en el corazón, a lo que estamos dispuestos a renunciar? Lo podemos apreciar en el verso tres. Le propongo que evalúe si quizá puede ser alguno de los siguientes aspectos o tal vez otros que no están listado aquí, pero que solo usted conoce en la intimidad:

  • Prestigio
  • Liderazgo
  • Uno grupo de personas en quienes hemos invertido tiempo
  • Una relación que no nos conviene
  • Recursos económicos en los que ciframos nuestras esperanzas
  • Conocimiento
  • Orgullo
  • Falta de perdón
  • El interés por tener siempre la razón en todo
  • No perdonar

Ahora bien, cuando estamos dispuestos a renunciar a algo por amor al Señor Jesús, y cambiar, siempre encontraremos personas preocupadas por lo material más que por lo trascendente: la riqueza espiritual. Nos cuestionarán, se burlarán, encontrarán motivos para desestimar nuestra disposición.

FORTALEZA PARA ENFRENTAR LAS CRÍTICAS Y LA OPOSICIÓN

No podemos detenernos en la meta de cambio y transformación por temor al qué dirán. Recuerde que sinnúmero de personas siempre se opondrán porque no comparten nuestras expectativas de vida. Ellos prefieren seguir en lo que están. ¿A qué se debe?

Se dos elementos en particular:

  • Todo depende de nuestras prioridades. La mujer de Betania quería halagar al Maestro, a quien respetaba y veía en Él a alguien que hablaba en Nombre de Dios.
  • La otra cara de la moneda la representaban los religiosos de la época (irónicamente, algunos de ellos discípulos de Jesús) Se preocupaban por el valor del perfume.

Si el Señor Jesús es nuestra prioridad, no nos dolerá renunciar a nada. El que haya quienes tienen planes de vida distintos a los nuestros, no puede convertirse en un obstáculo. No podemos perder de vista el hecho de que, probablemente, hoy y siempre a ese tipo de persona les motivan pensamientos de juzgamiento y crítica.

DIOS VALORA NUESTROS ESFUERZOS

Hay momentos en los que casi nos damos por vencidos. Nos rodea el desaliento. Pero, ¿debería ser así? Por cierto, que no.

Comparto con usted las razones:

  • Como en el caso de la mujer de Betania, el Señor Jesús valora nuestras acciones.
  • Como en el caso de la mujer de Betania, el Señor Jesús conoce nuestro dolor al enfrentar la oposición.

Por último, tenga en cuenta que el Señor Jesús honra nuestra fidelidad.

ES HORA DE LEVANTARSE Y AVANZAR

Es probable que usted sea de aquellas personas que se desalientan fácilmente creyendo que Dios se olvidó de sus desvelos y esfuerzos a nivel familiar, allí en donde se desenvuelven secularmente o en la extensión de la obra del Reino.

Sin embargo, no es así. En los ojos del Señor aquello que consideramos poco, es de gran estima.

Esa convicción nos anima a levantarnos cuando experimentamos desaliento. Nos anima a volver nuestra mirada a Él, prendidos de Su mano poderosa para fortalecernos y volver a empezar cuantas veces sea necesario. Dios nos ayuda en el proceso.


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