Dios tiene el control de todas las circunstancias. Cando tenemos comprensión de esa realidad, podemos confiar y descansar en Él, con la certeza de que vendrá en nuestra ayuda.
El 29 de abril de 1999 se convirtió en una fecha que Besím Kadriv no olvidaría jamás. Fue el día en que un grupo de paramilitares serbios le dieron varios disparos, dos de los cuales se alojaron en el rostro y le destruyeron el pómulo derecho, incluyendo parte de la nariz y la boca. Perdió el conocimiento.
Los hechos ocurrieron a las afueras de Kosovska Mitrovica. Por aquel entonces tenía apenas 27 años. Despertó muchas horas después con el rostro ensangrentado. No podía respirar bien.
“¿Por qué me ocurrió a mí? ¿Qué hice de malo? ¿Dónde estaba Dios cuando me atacaron?”, tres interrogantes que le asaltaron por espacio de varios días, mientras permanecía escondido en una zona boscosa.
Finalmente lo encontraron. Estaba desmadejado, con hambre y deshidratación. Había perdido mucha sangre.
Pasó por muchas adversidades. Nadie se atrevía a operarlo, sobre todo, porque tenía medio rostro destrozado.
El médico, Dan Clay, un militar norteamericano, se interesó en el caso. Junto con el cirujano maxilofacial, David Vasella, tuvieron a cargo la recuperación de los tejidos y reconstruir absolutamente todo.
“En medio de la crisis, pedí ayuda divina y la recibí. Descubrí que Dios no es culpable del pecado y la maldad del hombre. Y si nos ocurren cosas malas, no es que Él lo haya dispuesto”, admitió, Besím Kadriv, meses después de la operación que le tornó mucho más funcional el rostro.
¿CÓMO ASUMIMOS LAS CRISIS DE LA VIDA?
El profeta Habacuc escribió, alrededor del año 612 a.C. se lamentó, en momentos en los que atravesaba un período de profunda crisis, acompañado por la desesperación:
“¿Hasta cuándo, ¿Señor, te llamaré y no me harás caso? ¿Hasta cuándo clamaré a ti por causa de la violencia, y no vendrás a salvarnos? ¿Por qué permites que vea yo iniquidad? ¿Por qué me haces espectador del mal? ¡Sólo veo destrucción y violencia! ¡Ante mis ojos surgen pleitos y contiendas! Por eso tu ley carece de fuerza, y la justicia no se aplica con verdad. Por eso los impíos asedian a los justos, y se tuerce la justicia.” (Habacuc 1: 1-4 | RVC)
En medio de su angustia tuvo la percepción de que el Señor no escuchaba su clamor. Creía estar solo y abandonado. Igual que los interrogantes que se formuló Besím Kadriv, en la región de Kosovo.
Quizá libró muchas batallas internas, que debilitaron su fe. Una y otra vez con las mismas inquietudes, hasta que decidió rendirse ante Dios, en procura de ayuda:
“Decidí mantenerme vigilante. Decidí mantenerme en pie sobre la fortaleza. Decidí no dormir hasta saber lo que el Señor me iba a decir, y qué respuesta daría a mi queja.” (Habacuc 2: 1 | RVC)
El profeta fue a la presencia del Padre. Oración y clamor. Sin desmayar. Buscaba respuestas.
Igual nosotros cuando nos encontramos inmersos en las crisis. El camino apropiado no es luchar en nuestras fuerzas, sino someter nuestra situación difícil en manos del Padre celestial.
Dios tiene el control de todas las circunstancias. Cando tenemos comprensión de esa realidad, podemos decir al igual que Habacuc:
“Acudes al llamado de tu pueblo, y sales en ayuda de tu ungido… pero yo espero confiado el día de la angustia…” (Habacuc 3: 13, 16 | RVC)
Podemos tener la certeza de que Dios jamás nos dejará solos. Él siempre está a nuestro lado y está presto a responder a las oraciones.
Al confiar en el Padre, hacemos una transición: de la desesperación a la certeza de que, aun cuando las condiciones sean difíciles, Él cambiará el curso de la historia. Por ese motivo, el profeta Habacuc escribió:
«Aunque todavía no florece la higuera, ni hay uvas en los viñedos, ni hay tampoco aceitunas en los olivos, ni los campos han rendido sus cosechas; aunque no hay ovejas en los rediles ni vacas en los corrales, yo me alegro por ti, Señor; ¡me regocijo en ti, Dios de mi salvación! Tú, Señor eres mi Dios y fortaleza. Tú, Señor, me das pies ligeros, como de cierva, y me haces andar en mis alturas.» (Habacuc 3: 17-19 | RVC)
Desconocemos cuál sea el momento difícil por el que esté atravesando. De lo que sí tenemos el convencimiento, es de que Dios vendrá en Su ayuda. Es nuestro Padre amoroso, que tiene especial cuidado de nosotros.
ACERCARNOS A DIOS EN MEDIO DE LAS CRISIS
¿Sabía usted que infinidad de personas en el mundo entero no se acercan a Dios, en medio de las crisis, porque consideran que sus pecados son tan grandes que el Padre no los perdonará? Desaprovechan la oportunidad y encontrar ayuda y el consuelo en Aquél que todo lo puede.
El Señor nos extiende Su gracia infinita. No porque lo merezcamos, sino por amor. Ya Jesús pagó por nuestros pecados en la cruz. Cada gota de sangre vertida en el madero nos limpió de toda la maldad pasada, presente y futura.
El apóstol Pablo lo explicó en los siguientes términos a los creyentes de Roma:
«Así que, como por la transgresión de uno solo vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno solo vino la justificación de vida a todos los hombres.» (Romanos 5:18; 6:8 | RVC)
Jesús se presentó ante el Padre y, con su sacrificio, nos hizo justos. Llevó todos nuestros pecados sobre sí, para hacernos limpios y libres de todo nuestro pasado.
El expositor y autor dominicano, Sugel Michelén, explica lo siguiente al perdón de los pecados y la justificación por la obra redentora de Jesucristo:
“No podrás experimentar verdadero crecimiento en gracia a menos que poseas un claro entendimiento de que has sido plenamente aceptado en la presencia de Dios por causa de la justicia perfecta de Su Hijo y Su obra redentora en la cruz del calvario (justificación); así como un claro entendimiento de que ahora Dios tiene como propósito en tu vida hacerte cada vez más semejante a Su Hijo (santificación). salvación. Esta definición indica que estamos usando la palabra expiación en un sentido más amplio del que se usa en ocasiones. La justicia de Dios también requería que encontrara una forma de que se pagara el castigo que nosotros debíamos por nuestros pecados (porque no podía aceptamos para tener comunión con él si no se pagaba ese castigo.”
Desconocemos qué haya hecho, pero podemos asegurarle que encontrará perdón en respuesta a un sincero arrepentimiento. Es la demostración del amor divino, que no merecemos.
«Pero Dios, cuya misericordia es abundante, por el gran amor con que nos amó, nos dio vida junto con Cristo, aun cuando estábamos muertos en nuestros pecados (la gracia de Dios los ha salvado), y también junto con él nos resucitó, y asimismo nos sentó al lado de Cristo Jesús en los lugares celestiales, para mostrar en los tiempos venideros las abundantes riquezas de su gracia y su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.» (Efesios 2:4-7 | RVC)
Antes estábamos muertos en la maldad, pero en Cristo, Dios nos dio vida.
El escritor y teólogo dominicano, Oskar Arocha, anota lo siguiente:
“Y sabiendo que somos de Dios, indivisiblemente unidos a Cristo, podemos estar seguros de toda bendición y toda promesa. Tenemos una esperanza viva para vivir con gozo pleno. Podemos fijar nuestra esperanza en Cristo, de tal manera que podremos ser las personas más libres de la tierra.” (Citado en el libro “Dios salva pecadores”)
Es maravilloso que podamos experimentar el perdón de Dios. Nos libra de un pasado de tormentas, para llevarnos a un presente de realización.
UNA NUEVA VIDA DELANTE DE DIOS
Cuando nos apropiamos de la gracia de Dios, no solamente recibimos perdón de todos nuestros pecados, también experimentamos una nueva vida de crecimiento y transformación. No en nuestras fuerzas, sino en las que provienen del Padre, que nos acompaña en todo momento.
El apóstol Pablo dice que, por la gracia, nuestra condición ahora es diferente:
«Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en Cristo nos ha bendecido con toda bendición espiritual en los lugares celestiales.» (Efesios 1:3 | RVC)
Vivimos el aquí y el ahora, pero ya somos parte de quienes están destinados a vivir la eternidad con Él.
Jamás olvide que Dios nos escogió desde la eternidad para ser salvos. Nos extiende Su gracia. Sin embargo, no nos obliga. La decisión es nuestra, de aceptarla o no.
En su segunda carta a su discípulo Timoteo, el apóstol Pablo le escribió:
«Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni tampoco de mí, preso suyo. Al contrario, participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios, quien nos salvó y nos llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos, pero que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, quien quitó la muerte y sacó a la luz la vida y la inmortalidad por medio del evangelio, del cual yo fui constituido predicador, apóstol y maestro de los no judíos.» (2 Timoteo 1:8-11 | RVC)
Por la gracia, ya no seremos condenados por la eternidad. El perdón de Dios nos libra de Su ira. El pecado no tiene poder sobre nosotros, porque en Jesucristo hallamos la fortaleza para vencer. En pocas palabras, pasamos de muerte a vida:
«Porque si nos hemos unido a Cristo en su muerte, así también nos uniremos a él en su resurrección. Sabemos que nuestro antiguo yo fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. Porque el que ha muerto, ha sido liberado del pecado. Así que, si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él. Sabemos que Cristo resucitó y que no volverá a morir, pues la muerte ya no tiene poder sobre él. Porque en cuanto a su muerte, murió al pecado de una vez y para siempre; pero en cuanto a su vida, vive para Dios. Así también ustedes, considérense muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, nuestro Señor.» (Romanos 6:5-11 | RVC)
Hoy es el día oportuno para que se apropie de la gracia de Dios y emprenda una nueva vida. Dios lo llamó a la salvación, pero usted debe decidir. No lo obligará a tomar esa decisión, la de aceptar ser salvo.
Aprópiese de la gracia divina. Reciba a Jesucristo en Su corazón. No dilate la que, sin duda, es la mejor decisión que podrá tomar.
3 | @SalvosporlaGracia